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FUENTE DEL RÍO LOZOYA: HOMENAJE A LA TRAÍDA DE SUS AGUAS A MADRID

FUENTE DEL RÍO LOZOYA: HOMENAJE A LA TRAÍDA DE SUS AGUAS A MADRID

Este conjunto escultórico que embellece la fachada principal del Primer Depósito, antaño, permanecía separado de la acera por una vallado; en el año 2025, Canal de Isabel II reacondicionó el monumento para crear una zona de uso público a su alrededor y reivindicar su valor histórico


Cuenta con esculturas de Sabino de Medina, Andrés Rodríguez y José Pagniucci

Hay quien considera la fuente del Río Lozoya una versión más modesta de la Fontana di Trevi de Roma. La comparativa, lejos de ser osada, encierra una idea no tan descabellada, pues hay motivos de peso para pensar que el colosal monumento romano sirvió de modelo e inspiración para esta obra conmemorativa de la creación del Canal de Isabel II y, más concretamente, de la llegada de las aguas del Lozoya hasta Madrid.

La fuente mural se ubica en la fachada oriental del Primer Depósito, a la altura del númeto 49 de la calle Bravo Murillo. Concebida por el ingeniero Juan de Ribera, está formada por una pila semicircular de piedra blanca de unos 10 metros de diámetro y 70 centímetros de profundidad, y por un lienzo vertical de estilo neoclásico que cuenta con tres hornacinas enmarcadas por dobles pilastras de piedra.

Esta composición otorga el protagonismo a tres esculturas que representan el Lozoya y los usos del agua. En el centro, la figura de un joven coronado de laurel, obra de Sabino de Medina, simboliza el propio río, majestuoso, eterno, sereno. A un lado, la Agricultura, obra de Andrés Rodríguez, nos habla de la fertilidad y la abundancia que trae el agua. Al otro, la Industria, esculpida por José Pagniucci, nos recuerda que el agua también impulsa el desarrollo y la transformación de Madrid.

Este excepcional conjunto arquitectónico y escultórico comenzó a construirse en 1856, cuando ya estaban levantados los muros perimetrales del depósito, y se dio definitivamente por concluido en 1860, cuando se instaló la versión definitiva de las esculturas laterales. Para entonces, el depósito ya estaba en servicio y la ciudad había empezado a beber el agua del Canal.

Durante muchos años cohibida detrás de una valla perimetral, desde julio de 2025 la fuente del río Lozoya puede contemplarse en todo su esplendor, sin filtros ni obstáculos visuales de por medio, gracias a las actuaciones de remodelación acometidas por Canal de Isabel II para crear una zona estancial de libre acceso a su alrededor. Esta actuación ha permitido acondicionar la zona para su uso público respetando todos los condicionantes dictaminados por la Comisión Local de Patrimonio Histórico para la protección del monumento y de sus inmediaciones.

El depósito y su ornamento, unidos por la historia

El Primer Depósito, en cuya fachada principal se levanta la fuente, es una de las infraestructuras originales del proyecto de creación del Canal de Isabel II. Inaugurado por la reina el 24 de junio de 1858, día de celebración de la llegada del agua del Lozoya a la capital, su diseño fue uno de los más avanzados de Europa.

Aunque se proyectó con una capacidad inicial de 44.000 metros cúbicos, la edificación final tenía unas dimensiones suficientes para almacenar hasta 58.000 metros cúbicos de agua. El interior del depósito estaba revestido y la cubierta se asentaba sobre bóvedas de cañón que descansaban sobre más de 400 pilares de ladrillo.

Contaba con dos compartimentos comunicados entre sí para posibilitar la toma desde uno u otro y facilitar las labores de mantenimiento (a veces era necesario aislar uno de los vasos para limpiar el otro). Desde estos compartimentos partían sendas tuberías de casi 3 kilómetros de longitud que conectaban con la puerta de Bilbao, punto desde donde comenzaba a ramificarse una incipiente red de distribución.

La infraestructura, sin embargo, tuvo un final prematuro: al cabo de los años se vio achacada por filtraciones en el muro divisorio que fueron dificultando su funcionamiento. Se realizaron esfuerzos para solucionar estas deficiencias hasta que, en 1894, y ya con el Segundo Depósito en servicio, este depósito primigenio se desaguó por completo. En 1903 se llegó a plantear su demolición, extremo que, afortunadamente, nunca se llevó a cabo.

Una vez desfasada su utilidad original, el interior del Primer Depósito cumple en la actualidad otra funcionalidad bien distinta, pues a principios de los años 90 del pasado siglo, una parte de su superficie fue rehabilitada para albergar el Archivo General de Canal de Isabel II.


<p><em>Fuente mural del río Lozoya</em></p>

Fuente mural del río Lozoya


<p><em>Alegoría del río Lozoya, esculpida por Sabino de Medina</em></p>

Alegoría del río Lozoya, esculpida por Sabino de Medina


<p><em>Detalle del cántaro por el que brota el agua</em></p>

Detalle del cántaro por el que brota el agua


<p><em>Alegoría de la Industria, esculpida por José Pagniucci</em></p>

Alegoría de la Industria, esculpida por José Pagniucci


<p><em>Alegoría de la Agricultura, esculpida por Andrés Rodríguez</em></p>

Alegoría de la Agricultura, esculpida por Andrés Rodríguez


<p><em>Vista nocturna del monumento</em></p>

Vista nocturna del monumento



ABRIGA TU AGUA: SIGUE ESTOS CONSEJOS PARA PROTEGER TU CONTADOR DEL FRÍO Y EVITAR QUE SE CONGELE

ABRIGA TU AGUA: SIGUE ESTOS CONSEJOS PARA PROTEGER TU CONTADOR DEL FRÍO Y EVITAR QUE SE CONGELE

Las heladas del invierno pueden provocar la congelación o incluso la rotura de los contadores si no se protegen debidamente


Si se congela el contador, no fuerces la llave de paso

Al llegar el invierno, el frío y las heladas pueden provocar problemas de congelación e incluso roturas en los contadores de agua. Sin ir más lejos, en enero de 2021, durante la borrasca Filomena, en Canal de Isabel II registramos 20.000 avisos relacionados con este motivo en apenas once días, una cifra que evidencia los inconvenientes que puede causar el frío y que esperamos te anime a abrigar tu instalación de agua.

Para evitar que las bajas temperaturas vuelvan a hacer estragos en tuberías, contadores, grifos o llaves de paso, lo mejor es que sigas una serie de medidas preventivas con las que proteger tu instalación durante los meses invernales.

En realidad, se trata de consejos sencillos, de fácil aplicación y que, puestos en práctica, te ahorrarán más de un disgusto. Porque abrir el grifo y que no caiga ni una sola gota es un verdadero chasco. Abrigar el contador y todo lo que lo rodea es la mejor forma de prevenir este contratiempo.

 

QUÉ HACER PARA EVITAR QUE SE CONGELE TU CONTADOR

 

  • Comprueba que la puerta del armario donde se encuentra el contador esté bien cerrada. Además, es buena opción taparla por dentro con poliespán.

  • Protege el hueco interior del armario con papel de periódico arrugado, lana, fibra de vidrio o cualquier tejido aislante.

  • Cubre también las tuberías que rodean el contador con material aislante para evitar que se enfríen demasiado: puedes utilizar coquillas, espuma de poliuretano, papel de burbujas e incluso trapos o ropa de abrigo vieja que seguro tienes por casa. 

 

OTRAS RECOMENDACIONES PARA LAS NOCHES MÁS GÉLIDAS

 

Aparte de las recomendaciones más básicas que acabamos de repasar, te proponemos otras medidas de refuerzo para las noches que se presenten especialmente gélidas. Si ves que el pronóstico del tiempo prevé unas temperaturas mínimas que te hacen dudar de si estás en España o en Alaska, toma nota de estas medidas nocturnas de excepción:

  • Si tu contador está colocado en batería, es decir, en un cuarto junto con los contadores de tus vecinos, podéis dejar encendido un calefactor durante la noche.

  • También puede resultar efectivo dejar un pequeño hilo de agua corriendo en el grifo de la ducha o la bañera, ya que mientras el líquido esté circulando, este no se congelará. Eso sí, acuérdate de colocar un cubo donde ir recogiendo el agua para reutilizarla a la mañana siguiente, por ejemplo, a modo de cisterna para el inodoro. Así no la desperdiciarás.

Además, si no vas a estar en casa y el domicilio va a quedar vacío durante un periodo prolongado, te recomendamos que cierres la llave de entrada del agua al contador y vacíes las tuberías: así, evitarás posibles roturas por congelación. 

 

TRES PREMISAS PARA CONVENCERTE

 

Después de todas estas indicaciones, repasemos tres premisas que te ayudarán a tomar la decisión de “abrigar tu agua” si es que todavía no lo has hecho. 

NO HACE FALTA VIVIR EN LA SIERRA PARA ABRIGAR TU AGUA:  Parece que los habitantes de la sierra madrileña están más acostumbrados a las bajas temperaturas y a episodios de heladas, pero la realidad es que nadie en la región se libra de la posibilidad de vivir una ola de frío. La prueba más drástica de ello fue Filomena, pero no es necesaria otra nevada de ese calibre para que este invierno todos los madrileños sin excepción seamos precavidos y abriguemos el contador. 

SOLO TIENES QUE HACERLO UNA VEZ EN LA VIDA: Una vez proteges tu agua, no es necesario volver a preocuparse de cara al siguiente invierno. Al contrario que las personas, la instalación de agua no sufre si mantiene su abrigo en épocas más cálidas como primavera y verano. Por lo tanto, es un gesto muy sencillo del que te puedes despreocupar para siempre. 

PUEDES PROTEGERLO SIN GASTAR DINERO: Proteger tu contador no solo es fácil, también puede ser gratuito. Ahí van varias ideas: utiliza ropa de invierno que ya no uses y dale una segunda vida útil; reutiliza almohadones, fundas o incluso peluches antiguos. 

 

QUÉ  HACER SI SE TE HA CONGELADO EL CONTADOR

 

Pese a todo lo que ya hemos aprendido, si se congela el contador por no haberlo protegido a tiempo o porque la helada ha sido de las que marcan época, la principal premisa es saber que no debes forzar la llave de paso, pues podría romperse. Para descongelarlo, hierve agua y viértela sobre la instalación hasta que, poco a poco, vaya deshelándose.

Si no puedes solucionar el problema por tu cuenta o te has quedado sin suministro por una rotura del contador o las llaves, ponte en contacto con nuestro equipo de atención al cliente a través del teléfono gratuito 900 365 365. Recuerda que, para agilizar la gestión, es conveniente que les proporciones el número de tu contrato.

 

 




LOS DEPÓSITOS DE AGUA DE PLAZA CASTILLA

LOS DEPÓSITOS DE AGUA DE PLAZA CASTILLA

El Cuarto Depósito, enterrado bajo la cubierta del parque homónimo, y el Segundo Depósito Elevado, que flanquea actualmente las icónicas torres inclinadas, son dos importantes infraestructuras hidráulicas que bien sirven para explicar el crecimiento de Madrid a mediados del siglo XX


Permitieron suministrar agua a las zonas de mayor altitud de la capital

Si has pasado alguna vez por Plaza de Castilla, al norte de Madrid, seguro que has observado las famosas torres inclinadas (Puerta de Europa) que son un icono reconocible de este enclave. Tal vez hasta hayas apreciado la mole circular de hormigón que flanquea estos rascacielos. Es el Segundo Depósito Elevado construido por Canal de Isabel II, y en realidad, forma parte de ese paisaje desde bastante antes de que se levantaran los edificios de oficinas que mencionábamos.

Su origen, al igual que el del Cuarto Depósito (este más camuflado bajo la superficie), data de los años treinta, cuando empezaron a construirse. Ambos son ejemplos ilustrativos del crecimiento de la capital a medida que avanzaba el siglo XX. Fruto de la expansión demográfica de Madrid por aquel entonces, se hizo necesaria la construcción de un conjunto de infraestructuras hidráulicas que ampliaran las posibilidades de suministro. Uno de los enclaves elegidos para ubicar esas nuevas obras fue Plaza de Castilla.

El Cuarto Depósito se sitúa a una cota similar a la del Primer Depósito Elevado (727 metros sobre el nivel del mar), de tal manera que pasó a cumplir la función que desempeñaba este último: abastecer a los nuevos barrios surgidos a principios del pasado siglo, como Cuatro Caminos o Salamanca.

Pero el ensanchamiento de la ciudad todavía más hacia el norte, en cotas cada vez más altas, obligó de algún modo a levantar otro depósito elevado que solucionara el abastecimiento de esas nuevas ubicaciones situadas por encima de los 650 metros de altitud. Así, se hizo realidad el proyecto del Segundo Depósito Elevado. Su construcción supuso un nuevo hito en la edificación de este tipo de infraestructuras. Se proyectó para almacenar 3.800 metros cúbicos de agua en un vaso de unos 28 metros de diámetro y 11,4 de altura. Apoyado sobre un fuste de hormigón de 19 metros, la altura total de la estructura alcanzaba casi los 40 metros. De este modo, el agua superaba la cota de los 750 metros, lo que permitía alimentar a las viviendas de esa nueva zona de Madrid.

Las obras comenzaron a caballo entre 1935 y 1936, pero pronto se vieron paralizadas por las huelgas y la guerra. Durante el tiempo que duró el conflicto, el Segundo Depósito Elevado sufrió importantes daños y deformaciones. Sus cicatrices tuvieron que ser reparadas a partir del 39, una vez pudieron reiniciarse los trabajos. Aun así, no fue hasta 1941 cuando entró en servicio de manera provisional. Habría que esperar todavía una década más para asistir a su inauguración oficial.

El Segundo Depósito Elevado y el Cuarto Depósito de Plaza Castilla comenzaron a funcionar prácticamente a la vez, a principios de los cuarenta. La concepción de este último fue algo anterior, pues ya en la década de los veinte se había planteado la necesidad de construirlo. A su finalización, el Cuarto Depósito podía almacenar hasta 180.000 metros cúbicos de agua. Su planta rectangular se dividió en cuatro compartimentos.

Junto a los dos depósitos, se construyó otra instalación singular: la antigua estación elevadora de aguas, hoy sede de la Fundación Canal. Esta podía tomar el agua bien del Canal Alto, o bien del Cuarto Depósito mediante una tubería de casi un metro de diámetro. La nave donde estaban instalados los equipos de bombeo tenía una superficie de unos 500 metros cuadrados y una altura de 13 metros.

De todas aquellas infraestructuras, el Cuarto Depósito todavía hoy continúa en servicio, aunque su capacidad se ha visto reducida hasta los 141.000 metros cúbicos debido a la rehabilitación de uno de sus compartimentos como espacio expositivo. Su estructura e interiorismo únicos, con pilastras y arcadas de ladrillo, propició su reconversión en la sala de exposiciones de gran formato que actualmente gestiona la Fundación Canal. Desde su apertura en 2004, bajo sus 144 arcos se han expuesto algunas de las muestras de mayor éxito de los últimos años.   

En este mismo entorno los madrileños pueden disfrutar de un parque de aproximadamente 45.000 metros cuadrados construido sobre la cubierta del Cuarto Depósito. Inaugurado también en 2004, cuenta con zonas verdes y de esparcimiento dotadas de estanques, pérgolas y rosaledas. Si próximamente das un paseo por este parque, lo harás sabiendo que bajo él se almacena agua potable en grandes cantidades; tanta como para dar de beber diariamente a unos 250.000 habitantes de la capital.








EL CANAL ALTO: QUÉ ES Y POR QUÉ SE CONSTRUYÓ

EL CANAL ALTO: QUÉ ES Y POR QUÉ SE CONSTRUYÓ

Este canal se construyó en la primera mitad del siglo XX para complementar el abastecimiento de agua de Madrid, que inicialmente solo se realizaba a través del canal primitivo, cuyo caudal ya resultaba escaso


Entró en servicio el 25 de junio de 1941 y tiene una longitud de casi 55 kilómetros

En primer lugar, debemos comenzar explicando a qué llamamos “Canal Alto”. Se trata de una gran conducción de agua que enlaza el depósito superior de Torrelaguna con el de Cuarto Depósito de Plaza Castilla. Recorre una distancia de 54,5 kilómetros. Unos 18 kilómetros de ese trazado los hace en túnel, mientras que algo más de 7 kilómetros corresponden a sifones, como el de San Vicente.

Las limitaciones del Canal Antiguo

En la época en la que se comenzó a plantear la construcción del Canal Alto, el cauce del primitivo Canal Bajo (por aquel entonces llamado el Canal Antiguo) era la única fuente de suministro y, además, empezaba a resultar escaso dado el crecimiento de la población. El Canal Alto, por el contrario, ampliaba la dotación y permitía llevar el agua por gravedad a los nuevos barrios que habían sido construidos en el norte.

Además, el rendimiento del Canal Antiguo presentaba ciertos déficits, ya que era capaz de transportar como mucho 3.500 litros de agua. Asimismo, cuando este necesitaba reparaciones o mantenimiento, al ser el único conducto, obligaba a interrumpir el servicio a la ciudad.

Así pues, el Canal Alto permitió alimentar la zona alta de la ciudad sin necesidad de elevación, pues partía a una altitud de 869 metros y finalizaba a una cota de 727 metros, la misma que el depósito elevado de Santa Engracia.  De esta forma, alivió también la presión sobre el canal original y posibilitó las urgentes reparaciones que este último necesitaba.

La construcción de un canal alternativo

La primera idea de llevar a cabo la creación de una nueva conducción fue contemplada en el proyecto propuesto por Ramón de Aguinaga en 1907, donde ya comentaba su preocupación por el hecho de que Madrid estuviera abastecida por un único conducto.

Unos años después, en 1922, Francisco Parrella presentó el plan titulado “Nuevo Canal de Conducción”, donde recuperó la idea de Aguinaga y expuso tanto los pros como los contras. Finalmente, su proyecto fue aprobado y tres años después el Ministerio de Fomento aprobó la construcción del Canal Alto.

Se ideó construir un novedoso canal alternativo cuyo principal propósito fuese la funcionalidad. Para ello, se optó por sustituir la sillería por el hormigón y también se decidió enterrar las obras, con el fin de protegerlas de contaminaciones y otros peligros. 

Un trabajo lleno de desafíos

Aunque el principal obstáculo que experimentó fue el estallido de la Guerra Civil, en realidad en los años anteriores ya estaban surgiendo dificultades que retrasaban la conclusión de las obras, como la falta de fondos o los problemas con diferentes contratistas.

Además, a fin de que el Canal Alto pudiera alimentar la red urbana, fue necesario terminar las obras de unión entre el Cuarto Depósito y los ya existentes. Estas labores habían comenzado en 1935. De esta manera, se podía reemplazar el suministro de agua elevada por agua rodada, así como aumentar las presiones en la red de las zonas más altas.

Finalmente, el Canal Alto entró en servicio el 25 de junio de 1941, y desde entonces, supone un engranaje clave en la red de suministro de Canal de Isabel II, gracias al cual los barrios más al norte siguen beneficiándose de las aguas que transporta.




SOLO EL PAPEL HIGIÉNICO PUEDE TIRARSE POR EL VÁTER

SOLO EL PAPEL HIGIÉNICO PUEDE TIRARSE POR EL VÁTER

Las toallitas húmedas no se desintegran en el agua, por lo que, una vez usadas, deben depositarse siempre la papelera o el cubo de basura


Las toallitas ocasionan atascos en las infraestructuras de saneamiento

Las toallitas húmedas que se arrojan por el inodoro se han convertido en una de las principales amenazas para las redes de saneamiento, tanto generales como particulares. 

Si se tiran por el váter, acaban enmarañándose y ocasionando enormes tapones en colectores, arquetas o estaciones depuradoras, algo que debemos erradicar entre todos. La solución es sencilla: una vez usadas, hay que tirar las toallitas a la papelera o al cubo de basura. 

 

¿SABES POR QUÉ LAS TOALLITAS NUNCA DEBEN TIRARSE AL VÁTER?

 

EL INGRATO VIAJE DE UNA TOALLITA TIRADA AL INODORO

 

El viaje que emprende una toallita, junto al resto de residuos, cuando es arrojada por el inodoro, la lleva por las tuberías interiores de las viviendas, donde se pueden producir atascos, sobre todo si también se vierten detergentes y otros elementos que contribuyen a que se formen acumulaciones de mayor volumen. Posteriormente, discurren por la red de alcantarillado y las instalaciones de bombeo de aguas residuales. Finalmente, llegan a las depuradoras.

Su composición hace que tarden demasiado tiempo en deshacerse, a diferencia del papel higiénico, que al cabo de media hora se ha disuelto casi al cien por cien, las toallitas apenas se deshacen en su recorrido por la red de alcantarillado. Por eso, llegan prácticamente intactas a las depuradoras, acumulándose en las rejas de llegada y en las bombas, especialmente en época de lluvias. Desde allí, una vez retiradas, se llevan a los vertederos.

Este hábito puede causar serios daños no solo en instalaciones interiores de las viviendas y en infraestructuras hidráulicas, sino, por supuesto, en el medioambiente, ya que las bombas que impulsan el agua residual dentro de las depuradoras pueden dejar de funcionar y, en un caso extremo, la planta podría quedar inoperativa. Además, los operarios que trabajan en estas instalaciones y en las redes de saneamiento se ven sometidos a riesgos laborales importantes cuando tienen que desatascar conducciones, bombas u otros elementos para garantizar su correcto funcionamiento.

El viaje de la toallita

 

TIRITAS, BASTONCILLOS, COMPRESAS... TAMBIÉN A LA PAPELERA

 

Lamentablemente, no se trata solo de toallitas húmedas. Hay otros muchos residuos que acaban irresponsablemente en el retrete, en lugar de hacerlo en la papelera o el cubo de basura: tiritas, compresas, algodones, mascarillas, preservativos o bastoncillos son solo algunos ejemplos. La acumulación de todos ellos en las depuradoras, de donde hay que retirarlos, acaba engendrando una masa de residuos tan desagradable como la que se aprecia en el vídeo.

Por tanto, hacer una correcta gestión de los residuos domésticos es indispensable. Si tenemos en cuenta que al cabo del año podemos retirar de nuestras depuradoras más de 30.000 toneladas de residuos sólidos, obtendremos que, de media, cada madrileño vierte anualmente por el váter más de 4 kilos; una cifra desorbitada.

En términos económicos, lidiar con estos vertidos indeseados a la red de saneamiento entraña unos costes estimados de unos 13 millones de euros al año. Este importe incluye los costes de retirada y transporte de estos residuos, las tasas de los vertederos, los costes extra de mano de obra para la limpieza de las bombas, la reposición y reparación de las que quedan inoperativas y el incremento en la factura energética. Y esto solo en la Comunidad de Madrid. A nivel nacional, según datos de la Asociación Española del Agua Urbana (DAQUAS), la retirada de estos vertidos supone un sobrecoste de 230 millones de euros. 

Al coste económico cabe añadir el impacto que generan estos residuos en el medioambiente, pues los microplásticos que contienen (principalmente los bastoncillos) pueden fragmentarse, traspasar los filtros de las depuradoras y llegar a contaminar nuestros ríos y las especies que viven en ellos. Igualmente, estos residuos no deseados pueden acabar contaminando los ríos si, durante episodios de fuertes lluvias, el alcantarillado no da abasto y debe desaguar directamente a los cauces el excedente de agua residual (cargada de desperdicios).

En definitiva, es importante que tomemos conciencia de esta problemática para poder combatirla. Se trata de recordar que por el váter únicamente se deben depositar tres cosas: orina, heces y papel higiénico. Por sus siglas en inglés (pee, poo and paper), a esta regla se la conoce internacionalmente como la triple P o PPP

 

 




LLUVIA ARTIFICIAL PARA MEJORAR EL DRENAJE DE LAS CIUDADES

LLUVIA ARTIFICIAL PARA MEJORAR EL DRENAJE DE LAS CIUDADES

Hemos instalado un simulador de lluvias que descarga precipitaciones de distinta intensidad sobre varios tipos de superficies, lo que nos permite estudiar la eficacia que ofrecen diferentes materiales a la hora de absorber el agua de escorrentía


Las técnicas de drenaje sostenible consiguen que el agua de escorrentía llegue más limpia y en menor cantidad a la red de alcantarillado

Aunque luce el sol y no se atisba una sola nube en el cielo de Meco, en una pequeña parcela del municipio está cayendo un buen chaparrón. En el Centro de Excelencia e Investigación que tenemos en esta localidad, hemos puesto en servicio un simulador de lluvias que hace factible esa aparente contradicción. Se trata de una instalación pionera en Europa que permite contrastar la eficacia de distintas técnicas de drenaje urbano sostenible (TDUS).

De manera artificial, este simulador es capaz de reproducir eventos pluviométricos reales, tanto registrados en la serie histórica de la Comunidad de Madrid como de cualquier otro territorio. En concreto, puede generar precipitaciones moderadas o incluso torrenciales, con intensidades que oscilan entre 5 mm/h y 70 mm/h.

El simulador está compuesto por 6 estructuras de pórtico fijo y se desplaza mediante raíles para descargar la precipitación sobre cubiertas drenantes de distinto tipo. Con ello, podemos analizar el comportamiento de diversas tecnologías de drenaje sostenible, a fin de comprobar cuál de ellas se adapta mejor a cada entorno y tipología de lluvia.

La infraestructura también está pensada para simular lluvias con distinto grado de contaminación, de acuerdo con los valores de referencia obtenidos a partir del análisis de las aguas de escorrentía en diferentes zonas del territorio regional. De esta forma, la instalación cuenta con la tecnología necesaria para recrear de manera realista las condiciones de lluvia y contaminación que se producen habitualmente en Madrid.

De cubiertas verdes a zanjas drenantes

Este centro de investigación en drenaje sostenible se ubica en la misma parcela que la estación depuradora de aguas residuales de Meco, y ocupa una superficie de 3.000 metros cuadrados. La instalación está dividida en tres zonas principales: el simulador de lluvias se mueve sobre una de ellas, la de mayor tamaño. Esta primera superficie, encajada entre los raíles del simulador, está compuesta por cuatro cubiertas de distinta tipología, de las cuales dos son vegetales (conocidas como green roofs o “tejados verdes”).

La segunda zona cuenta con tres tipos de firmes: uno con material impermeable, que sirve de control, y dos con pavimentos porosos. «En lugar de ser asfálticos o como las aceras convencionales, estos pavimentos pueden infiltrar, retener y tratar parte del agua», expone el jefe del Área de Desarrollo de la Innovación de Canal, Antonio Lastra. Finalmente, la tercera zona del recinto consta de dos zanjas drenantes, «más específicas para los lugares en los que hay un exceso claro de escorrentía», detalla el técnico.

El rendimiento de estas otras parcelas se mide gracias a un segundo simulador, en este caso de escorrentías, que vierte los caudales de agua deseados no desde goteros colgantes, sino desde tuberías conectadas a un pequeño depósito. En todos estos espacios, podemos medir los volúmenes drenados tanto en calidad como en cantidad.

Intento de permeabilizar las zonas urbanas

La necesidad de estudiar y aplicar tecnologías de drenaje sostenible se explica principalmente por la progresiva impermeabilización de las zonas altamente urbanizadas. «Con el proceso de urbanización de las ciudades, éstas se han ido haciendo más impermeables; esto provoca que el caudal que se recoge en eventos de lluvia extremos llegue rápida y directamente a la red de alcantarillado», argumenta Lastra.

En este contexto, «la implementación de estas técnicas de drenaje urbano sostenible supone un cambio de paradigma», opina el responsable. «No podemos invertir solamente en soluciones tradicionales basadas en el hormigón, como mayores colectores o nuevos tanques de tormentas, sino que debemos complementarlo con soluciones como las TDUS, que intentan replicar la forma en que la naturaleza trata las aguas de lluvia».

Los resultados de los estudios realizados en la planta de experimentación sentarán las bases para que los materiales que se usen en los nuevos desarrollos de las ciudades puedan utilizar estas técnicas que favorecen la filtración del agua para que llegue más limpia y en menor cantidad a las redes de saneamiento. Con ello, además, se minimiza la posibilidad de inundaciones y de vertidos incontrolados a los cauces en momentos de precipitaciones intensas.

Gracias a estas tecnologías de drenaje sostenible, pensadas para retener, laminar y pretratar el agua de lluvia en origen, se puede reducir hasta un 80 % la contaminación que arrastra el agua en tiempo de lluvia. Igualmente, estas técnicas pueden disminuir en torno al 70 % del caudal que llega a la red de alcantarillado.

En Madrid capital, el aparcamiento del estadio Metropolitano ya dispone de pavimento permeable específico para gestionar la escorrentía. El nuevo proyecto de Madrid Nuevo Norte, a su vez, también contará con este tipo de tecnologías de drenaje, como pavimentos permeables en las vías y aceras, cubiertas vegetales en los edificios o zonas ajardinadas que puedan filtrar el agua precipitada.

 




HISTORIA DEL ALCANTARILLADO DE MADRID CAPITAL

LA RED DE ALCANTARILLADO DE MADRID: HISTORIA Y EVOLUCIÓN

La ausencia de un sistema efectivo para evacuar aguas residuales supuso un problema de gran magnitud para la capital hasta que empezó a abordarse gracias al empeño de Carlos III y a los posteriores proyectos de Canal de Isabel II; en la actualidad, los conductos de saneamiento de la urbe suman más de 16.000 kilómetros de longitud


El sistema de alcantarillado de la capital es unitario: recoge tanto aguas residuales como de lluvia

Hace no tantos siglos, abrir la ventana y arrojar una palangana con las deposiciones propias directamente a la calle se veía como lo más normal del mundo. Únicamente se tenía la deferencia de alertar a los paseantes al grito de «¡agua va!». La higiene y limpieza de las calles brillaban por su ausencia, y las ciudades vivían encadenando epidemias e infecciones fruto de la escasa salubridad con la que convivían. 

Madrid no era ninguna excepción a la norma, más bien al contrario. Desde que se convirtió en capital de la Corte en 1561, la higiene de la urbe constituía uno de los principales frentes abiertos para las administraciones, que tenían que lidiar con una población cada vez más numerosa y, en consecuencia, más contaminante. La ausencia de una red de alcantarillado para evacuar las aguas residuales y de lluvia suponía un problema de gran magnitud.

A Teodoro Ardemans, por encargo del rey Felipe V, le debemos una primera aproximación para atajar el asunto en 1717. Pero su propuesta de construir letrinas en las viviendas y pozos sépticos de aguas negras se quedó en eso: una proposición que no llegó a ponerse en práctica. Las ideas de Ardemans, no obstante, sí sentaron las bases de los estudios posteriores de alcantarillado, como el que acometió poco después José Alonso de Arce, que planteó dotar a Madrid de un sistema integrado para evacuar a las afueras de la villa y al río Manzanares las aguas mayores y menores procedentes de las casas y las calles. Su innovadora iniciativa, sin embargo, también quedó en el limbo por algunos contratiempos inesperados.

La llegada al trono de Carlos III en 1759 trajo consigo los primeros avances significativos en cuanto a la limpieza integral de la urbe. El nuevo monarca quería emprender mejoras tanto en el ornato como en las condiciones higiénicas de Madrid, y para su consecución se apoyó en el reconocido arquitecto Francisco Sabatini. 

Las actuaciones del italiano incluían tanto el empedrado de las calles como la instalación de canalones, letrinas, pozos negros y alcantarillas.
Del mismo modo, se prohibió arrojar desperdicios e inmundicias por las ventanas, lo que puso fin a la tradición del «¡agua va!», que durante tanto tiempo había imperado entre los vecinos.

Aunque con estas medidas se aceleró el proceso de construcción de alcantarillas, la limpieza de pozos negros seguía entrañando un gasto desmesurado y, en todo caso, la incipiente red de saneamiento se estaba ejecutando de manera anárquica, sin orden ni concierto. Así, en 1850, el Ayuntamiento de Madrid contaba con una red de alcantarillado con numerosas deficiencias técnicas y cuyo funcionamiento no era eficaz.

Canal entra en escena

A mediados del siglo XIX, la ciudad de Madrid debía enfrentarse a otro desafío: el abastecimiento de agua. Para José Morer, el ingeniero de Canal de Isabel II que se estaba encargando de proyectar la red de distribución de agua, existía una «íntima relación» entre este sistema de distribución del agua de consumo y el de alcantarillado. «Resulta imposible la completa conclusión del primero sin que se haya terminado el segundo», llegó a esgrimir en su anteproyecto de distribución. 

Lucio del Valle, entonces director de las obras del Canal, era de la misma opinión: «Inútil es haber llevado a todas las casas un caudal de agua suficiente (…) si después de ensuciadas (…) por el uso no tienen una fácil y pronta salida, no solo de las casas, sino también de la población».

En esta tesitura, el Gobierno traspasó a Canal en 1855 las competencias de construcción de las nuevas alcantarillas, en detrimento del Ayuntamiento de Madrid. Sería el propio José Morer el responsable del proyecto. Según su visión, la nueva red debía cumplir tres consideraciones fundamentales para ser eficiente: debía tener gran pendiente, debía estar separada de la red de abastecimiento de agua potable y debía evacuar conjuntamente tanto las aguas residuales como las de lluvia (lo que se conoce como sistema británico o unitario).

Canal inició los trabajos del nuevo alcantarillado a mitades de 1856. La empresa optó por situar las galerías entre los 6 y los 17 metros de profundidad. En cualquier caso, por debajo de las tuberías de agua potable, que discurrían entre un metro y un metro y medio por debajo de la calzada. 

El impulso inicial a las obras fue notable. En 1865, incluyendo las realizadas por la municipalidad, Madrid contaba con más de 90 kilómetros de alcantarillado en funcionamiento, aunque no siempre en buen estado: los atascos en la red eran bastante frecuentes, no tanto por problemas estructurales de las galerías sino por la mala praxis de los ciudadanos. Tanto fue así que en el reglamento de 1868 de construcción y conservación de las alcantarillas se recogía explícitamente la prohibición de arrojar trapos, espartos, tierras, huesos, animales muertos y cualquier cuerpo sólido que pudiera obstruir las conducciones. 

Un mallado de 5.000 kilómetros

Sea como fuere, la construcción de esa primera red de saneamiento moderno constituyó uno de los principales hitos técnicos e higiénicos de la historia de Madrid. Desde entonces, ese mallado de galerías que empezó a ramificarse desde el centro de la capital ha ido creciendo a la par que la propia ciudad, hoy convertida en una de las principales metrópolis europeas por tamaño y población. 

A comienzos de la Guerra Civil, la red de alcantarillado de Madrid tenía una longitud de casi 500 kilómetros. En la actualidad, los conductos de saneamiento de la urbe suman más de 5.000 kilómetros (en línea recta, podrían cruzar el océano Atlántico). En este tejido de conducciones subterráneas encontramos tanto pequeños tubos de 30 centímetros de diámetro como enormes colectores de hasta 7 metros de altura realizados con tuneladoras.

Cada año, por la red de alcantarillado de la capital circulan más de 500 hectómetros cúbicos de aguas residuales y de lluvia, magnitud que obliga al sistema de saneamiento a contar con otras instalaciones complementarias como los tanques de tormentas: hay 36 en la ciudad, entre ellos, los dos más grandes del mundo. A ello hay que añadir unos 110.000 imbornales y otros 125.000 pozos de registro

En Canal de Isabel II tenemos encomendada desde 2005 la gestión y el mantenimiento de toda la red de alcantarillado municipal, cuyo titular es el Ayuntamiento de Madrid. Si bien con nuevas técnicas de vigilancia y construcción, seguimos dedicando esfuerzo y recursos para, como hace siglo y medio, poder disponer de unas infraestructuras eficientes que aseguren el adecuado transporte de las aguas negras por las entrañas de la ciudad hasta las plantas de depuración.

 

 




MALLAS DE NAILON QUE ATRAPAN RESIDUOS EN ALIVIADEROS

MALLAS DE NAILON QUE ATRAPAN RESIDUOS EN ALIVIADEROS

Cada vez más aliviaderos de la red de alcantarillado cuentan con sistemas de retención de residuos que evitan contaminar los cauces con los desechos que arrastran las lluvias durante los episodios de precipitaciones intensas


Cada una de estas cestas mide unos dos metros de largo y puede retener hasta 300 kilos de basura

En la margen izquierda del arroyo Humanejos, a su paso por Parla, 14 cestas de nailon atestadas de porquería yacen en un aliviadero al borde del cauce. Embutidas dentro de estas mallas hay hojas de árboles, decenas de toallitas apelmazadas y, en general, desechos de todo tipo y condición. 

Toneladas de basura habrían acabado en este afluente del Tajo de no ser por estas telarañas diseñadas específicamente para retener residuos. Son sustituidas por unas limpias cada vez que se llenan: normalmente tras episodios de lluvias intensas que sobrecargan la red de alcantarillado y que arrastran consigo oleadas de suciedad.

A grandes rasgos, «el 60 % de los residuos que retenemos de esta forma en los aliviaderos proviene del lavado de las calles y el resto, de las viviendas; por eso es muy importante concienciar de que, ya sea en nuestra casa o en la vía pública, hay que usar las papeleras o el cubo de basura para desechar los residuos sólidos; solo así podemos ayudar a nuestros ríos», defiende Manuel Rodríguez, subdirector de Conservación de Infraestructuras de Canal.

Las precipitaciones intempestivas son las que normalmente ponen en jaque al sistema de drenaje y saneamiento de las ciudades. «En tiempo seco, las aguas residuales van a parar directamente a las depuradoras, pero en tiempo de lluvia, el caudal excedente que circula por la red de saneamiento, si no puede almacenarse previamente en tanques de tormentas, se evacúa directamente a los cauces a través de los aliviaderos», recalca el técnico. 

Ya sea por los sedimentos depositados en los colectores o por los sólidos desechados incorrectamente en la superficie, el agua de lluvia provoca un barrido que arrastra gran cantidad de residuos: productos de higiene personal, botellas, colillas... frenarlos a tiempo antes de que lleguen a los ríos representa un gran desafío. «El sistema más efectivo son los tanques de tormentas, pero requieren mucho terreno para poder construirse y exigen una gran inversión», admite Rodríguez. En su defecto, instalar elementos de retención en los aliviaderos supone una solución más sencilla y económica para impedir vertidos contaminantes. 

OBJETIVO: PROTEGER MÁS DE MIL ALIVIADEROS

La red de alcantarillado que gestiona Canal en la Comunidad de Madrid recorre más de 15.000 kilómetros y cuenta con aproximadamente 1.200 aliviaderos. La empresa pública ya ha empezado a equipar muchos de ellos. «Nuestra idea —explica el subdirector— es instalar elementos de retención en todos los aliviaderos, ya sean mallas, rejas o rototamices que devuelven los residuos al colector». 

Cualquiera de estos sistemas se coloca siempre dejando un hueco libre en la parte superior de la conducción de desagüe, de tal forma que permita pasar el agua cuando las cestas están colmatadas. 

Cada una de las catorce redes instaladas en el arroyo Humanejos mide dos metros de largo, tiene 30 centímetros de diámetro y puede retener unos 300 kilos de residuos. Pese a su capacidad, se llenan y han de cambiarse con cierta frecuencia, especialmente en épocas húmedas. 

En cualquier caso, por mucho que estos sistemas de retención eviten contaminar los cauces, no dejan de ser remedios paliativos. La solución definitiva está en el origen porque, como apunta Manuel Rodríguez: «Estos residuos no se generan espontáneamente en los colectores». Para el técnico, la clave está en la educación ambiental y en entender que el cuidado de los ríos empieza en nuestra casa.

 







DREINCAM: UN GEMELO DIGITAL PARA UN DRENAJE INTELIGENTE

DREINCAM: UN GEMELO DIGITAL PARA UN DRENAJE INTELIGENTE

Este megaproyecto de Canal de Isabel II combina la predicción meteorológica y la modelización de infraestructuras para desarrollar un sistema digitalizado e inteligente para la gestión del drenaje en la Comunidad de Madrid: la herramienta podrá simular el comportamiento de la red de alcantarillado y ayudará a tomar decisiones en tiempo real


El proyecto está subvencionado con casi 10 millones de euros de los fondos europeos asignados al PERTE del agua

Este megaproyecto de Canal de Isabel II combina la predicción meteorológica y la modelización de infraestructuras para desarrollar un sistema digitalizado e inteligente para la gestión del drenaje en la Comunidad de Madrid: la herramienta podrá simular el comportamiento de la red de alcantarillado y ayudará a tomar decisiones en tiempo real

Las lluvias torrenciales son cada vez más frecuentes y las ciudades, fruto de su progresiva urbanización, carecen de capacidad suficiente para infiltrar y laminar las grandes trombas de agua. Precipitaciones intensas y superficies impermeables conforman hoy un caldo de cultivo amenazante para los sistemas de alcantarillado, incapaces de absorber y transportar toda la escorrentía que generan los eventos meteorológicos extremos. Y no se puede culpar a las conducciones de saneamiento, pues fueron concebidas y diseñadas para unos regímenes de lluvias muy diferentes a los actuales.

Ante estos nuevos problemas conviene idear nuevas soluciones. Soluciones que atajen el desafío abordándolo en su origen y que vayan más allá de los planteamientos tradicionales. Además, coinciden los expertos, tampoco parece sostenible ampliar ilimitadamente las infraestructuras vigentes para poder asumir picos de caudal extraordinarios y, por lo tanto, puntuales.

El enfoque de Canal de Isabel II aboga por que la construcción de instalaciones como los tanques de tormentas, cuyo objetivo es aumentar la capacidad de la red y preservar la calidad de los ríos, sea complementaria a otras actuaciones primordiales basadas en la digitalización, por un lado, y en implantación de técnicas de drenaje sostenible, por el otro.

Esta visión integral, que implica analizar todo el fenómeno en su conjunto, ha conducido a la gestación del proyecto DREINCAM, con el que Canal confeccionará un sistema inteligente del drenaje urbano para toda la Comunidad de Madrid. Cimentado en la predicción meteorológica y en la sensorización y modelización de sus infraestructuras de drenaje, DREINCAM pretende ofrecer mayores garantías ante las inundaciones urbanas y, al mismo tiempo, proteger los ríos frente a los vertidos que se realizan a los cauces cuando la red de alcantarillado sobrepasa su límite.

DREINCAM agregará información meteorológica y de la propia red de saneamiento para dar forma a un sistema de control centralizado del drenaje, en el que un software integrado ofrecerá modelos predictivos y soluciones en tiempo real que ayuden a la toma de decisiones. El proyecto, que cuenta con un presupuesto de 25,8 millones de euros, ha sido uno de los seleccionados en la segunda convocatoria del PERTE de digitalización del ciclo del agua. En concreto, 9,9 millones serán subvencionados con los fondos europeos Next Generation asociados al Plan de Recuperación y que, en este caso, otorga el Ministerio de Transición Ecológica.

La implementación del sistema DREINCAM requiere la integración de múltiples proyectos más pequeños, algunos ya consolidados dentro de Canal y otros que la empresa pública ha puesto en marcha ex profeso. La herramienta estará conformada por tres módulos (climatología, información de red y sensorización) que, combinados, constituirán un sistema inteligente de gestión de todas las redes de saneamiento de la Comunidad de Madrid.

De los radares a los sensores

Una buena forma de lidiar con las precipitaciones extremas empieza por saber cuándo se van a producir, dónde y, especialmente, con qué intensidad. La predicción meteorológica es una de las bases de DREINCAM. Hablamos de una base sólida y ya asentada en Canal de Isabel II, que aúna la información histórica y pluviométrica proporcionada por la AEMET con otros sistemas propios para estimar las lluvias a corto y medio plazo.

En este sentido, Canal dispone de radares meteorológicos repartidos por la región que contribuyen a detectar de forma temprana los episodios de precipitaciones intensas. Estos dispositivos, que cubren un radio de unos 65 kilómetros, permiten pronosticar, con hasta 4 horas de antelación, la forma e intensidad de las lluvias venideras, así como la zona donde se producirán.

El segundo módulo de DREINCAM se fundamenta en el conocimiento de los más de 16.000 kilómetros de conducciones que vertebran la red de alcantarillado regional. En obtener información sobre cada recoveco, sobre su distribución geográfica, sobre el estado de cada tramo… Esta tarea se apoya tanto en los mapas y recursos topográficos tradicionales como en las nuevas tecnologías que Canal ha implementado en los últimos años; léase uso de drones para inspeccionar colectores o de inteligencia artificial para revisar las imágenes grabadas por estos.

El tercer y último módulo se centra en la instalación de sensores en los distintos elementos de la red: en colectores, emisarios o tanques de tormentas, pero también en aliviaderos o zonas de llegada a las plantas de depuración. Todo estará sensorizado con dispositivos que medirán el caudal e incluso el nivel de contaminación del agua en los distintos puntos de la red. Conocer datos tanto de cantidad como de calidad será esencial para evitar inundaciones y vertidos de aguas contaminadas a los cauces, así como para sincronizar el funcionamiento de redes de drenaje y depuradoras.

En un estadio más avanzado todavía, los sensores se extenderán incluso en las superficies drenantes o los imbornales de las ciudades, de tal forma que se pueda tener constancia de manera remota y en tiempo real sobre si, por ejemplo, las rejillas de alcantarillado están obstruidas y si es necesaria su limpieza, dependiendo del tipo de elemento que las esté taponando.

Un gemelo digital del drenaje

A partir de los datos proporcionados por estos tres módulos de información y gracias a las tareas de modelización y caracterización, DREINCAM se convertirá en un gemelo digital de todo el sistema de drenaje de la Comunidad. Una herramienta que servirá como soporte para tomar decisiones, puesto que podrá simular el comportamiento de la red para cada una de las distintas situaciones hipotéticas. ¿Qué pasará si…? Independientemente de cuál sea ese condicionante, el sistema podrá evidenciar qué sucederá antes de que ocurra. Esto permitirá anticiparse a los diferentes escenarios.

Según el tipo de lluvia y la zona de precipitación, el sistema proporcionará la respuesta esperada de los diferentes colectores, bombeos, tanques o aliviaderos de cada cuenca. Existirá un modelo complejo de drenaje en tiempo real y otro para escenarios más básicos, que se basará en predicciones y parámetros definidos previamente según los modelos teóricos.

La utilidad será mayúscula. El programa alertará de situaciones anómalas y facilitará la operativa. Por ejemplo, a la hora de decidir cuándo y en qué medida vaciar un tanque de tormentas tras un aguacero. Será DREINCAM quien aporte la respuesta óptima.

El resultado final supondrá un sistema global del drenaje que posibilitará, en tiempo real, el conocimiento, control y difusión pública de los valores de caudal y calidad de las aguas de escorrentía y residuales, pero también del estado de las infraestructuras de transporte y laminación de esas aguas.

Combinando la robótica, la inteligencia artificial, la modelización avanzada y la dilatada experiencia de Canal de Isabel II, el proyecto DREINCAM se destaca como una iniciativa pionera e innovadora que desafía los paradigmas convencionales en la gestión del drenaje urbano. Y es que los modelos matemáticos, la sensorización de aliviaderos o las técnicas de drenaje sostenible enarbolan un enfoque que resguarda las masas de agua y contribuye activamente a la edificación de ciudades más adaptadas a los nuevos patrones climáticos.




FUENTES PÚBLICAS PARA BEBER AGUA DE CALIDAD EN LA COMUNIDAD DE MADRID

FUENTES PÚBLICAS PARA BEBER AGUA DE CALIDAD EN LA COMUNIDAD DE MADRID

La web #deMadridydelgrifo ofrece un mapa con casi 4.000 fuentes de agua repartidas por la región para que el usuario pueda localizar la más cercana a su ubicación


El agua de Madrid es blanda y de mineralización débil

El agua de Madrid es el orgullo de los madrileños. Tanto es así que, el 96 % de ellos afirma beber agua del grifo en su vida diaria y las razones son claras: calidad, pureza y sabor.

Durante todo el año, pero especialmente en verano, cuando aprieta el calor, es muy útil conocer la ubicación de casi 4.000 fuentes públicas repartdias por la Comunidad de Madrid: puntos de suministro de agua potable instalados por los ayuntamientos de nuestra región para disfrutar de la mejor agua, la #deMadridydelgrifo.

¿DÓNDE ENCONTRAR LAS FUENTES DE MADRID?

En Canal de Isabel II hemos creado el portal web #deMadridydelgrifo para ayudarte a encontrar la fuente pública más próxima, animándote así a consumir y disfrutar el agua de Madrid de manera totalmente gratuita: esta web, también disponible en formato aplicación para móviles, incluye un mapa y un buscador de fuentes para que puedas localizar la más cercana a tu ubicación. Además, encontrarás información sobre la calidad del líquido que bebes.

 

 

¿CÓMO ES EL AGUA DE MADRID?

Es un agua blanda, de mineralización débil y baja en sodio.  ¿Su secreto? Lo encontramos en los 13 embalses de Madrid donde almacenamos el agua. Se encuentran en zonas graníticas que favorecen la baja salinidad, esa es la verdadera razón por la que su sabor resulta más agradable. 

La base ya es buena, pero a eso hay que añadirle el cuidado exquisito con el que la tratamos en Canal de Isabel II. Y además de tratarla con cuidado, comprobamos que sigue teniendo la máxima calidad en todo su viaje: realizamos millones de análisis al año para asegurar la excelente calidad del agua de Madrid.  

¿CUÁNDO BEBER AGUA?

Somos lo que bebemos: nuestro cuerpo está compuesto por un 65 % de agua, por tanto, una buena hidratación es vital para la salud los 365 días del año, pero, con la llegada del verano, es de gran importancia intensificar su consumo, especialmente cuando hay avisos por calor. 

Además, ten en cuenta que no hay que esperar a tener sed para beber agua: esta ya es una señal de alarma de la deshidratación. 




CANAL DE ISABEL II Y EL MARQUÉS DE SANTILLANA: UNA RIVALIDAD DE ÉPOCA POR LLEVAR AGUA Y LUZ A MADRID

CANAL DE ISABEL II Y EL MARQUÉS DE SANTILLANA: UNA RIVALIDAD DE ÉPOCA POR LLEVAR AGUA Y LUZ A MADRID

La empresa pública e Hidráulica Santillana, fundada por el aristócrata, compitieron a inicios del siglo XX por dominar el suministro de agua y electricidad en la capital; décadas más tarde terminaron uniendo sus fuerzas

Si hay una verdad irrefutable en el tiempo presente es que todos los grifos de la ciudad de Madrid vierten agua servida por Canal de Isabel II. El edificio de la calle Valverde donde vivía el ingeniero Lucio del Valle fue el primero en disponer de surtidor, allá por 1859. A medida que la ciudad se fue ensanchando, y con ella la red de distribución, los abonados de Canal crecieron como la espuma, pero no siempre el abastecimiento a la capital fue competencia exclusiva de la compañía auspiciada por la reina.

En los primeros compases del siglo XX, los madrileños presenciaron la irrupción de Hidráulica Santillana, una entidad privada que rompió el monopolio del que disfrutaba Canal de Isabel II. Durante años, ambas compañías pleitearon en los tribunales y rivalizaron no solo por dar de beber a la ciudad de Madrid, sino también por el suministro de electricidad, negocio en el que empezaban a abrirse camino gracias a la generación hidroeléctrica.

Hidráulica Santillana se había constituido como sociedad en 1905. Era propiedad de Joaquín de Arteaga, marqués de Santillana y duque del Infantado, una personalidad cercana al rey Alfonso XIII y que se había labrado una sonada reputación como noble emprendedor de grandes iniciativas. Desde 1900, el marqués gozaba de una concesión de 3.000 litros por segundo del río Manzanares: dos terceras partes se aprovechaban para la producción de electricidad en la central hidroeléctrica de Navallar, mientras que lo restante se destinaba a abastecer aquellas zonas de Madrid no cubiertas por el Canal.

La autorización municipal a Hidráulica Santillana para servir agua a las barriadas altas de Madrid derivó en una lucha de intereses que se prolongó durante años. Sin embargo, la pugna legal del marqués por la exclusividad del suministro a las zonas elevadas de la capital le sería denegada después de un largo proceso. Según los letrados, la concesión otorgada al marqués no implicaba monopolio de ningún tipo.

Además, Canal de Isabel II ya contaba desde 1907 con un plan extraordinario de obras donde, aparte de proyectar la distribución a esos nuevos barrios, se contemplaba la posibilidad de entrar en el negocio de la electricidad, como acabó sucediendo tras la construcción de la central de Santa Lucía, en Torrelaguna. La fricción, por tanto, era doble: tanto por el flanco del agua como por el de la energía, los intereses del marqués y los de Canal chocaban frontalmente.

De la tensión a la unión

La colisión entre ambas compañías terminó en 1930, cuando el marqués se desprendió de la práctica totalidad de sus acciones en Hidráulica Santillana. Aunque la sociedad decidió conservar el nombre de su fundador y mantener a este en el Consejo de Administración, las discrepancias con Canal quedaron definitivamente relegadas.

Cosas de la vida, de las tensiones de los inicios se pasó a un escenario bien distinto a partir de los años sesenta, especialmente. Por aquel entonces, el embalse de Manzanares El Real contaba con una capacidad de 46 hectómetros cúbicos, de los que Hidráulica Santillana aprovechaba doce para el abastecimiento a Madrid y el resto para producir energía eléctrica, que seguía siendo su principal cometido.

En ese contexto, Canal de Isabel II fue autorizada a adquirir las acciones de Hidráulica Santillana, un movimiento estratégico que fue recibido con alivio por los anteriores propietarios, Hidroeléctrica Española y Unión Eléctrica Madrileña. A decir verdad, la red de distribución de Hidráulica daba problemas constantes y, aunque su negocio principal era la venta de energía, el abastecimiento era una obligación heredada de sus anteriores dueños. Para más inri, una obligación poco provechosa, pues en términos de suministro, la ciudadanía seguía prefiriendo las aguas que Canal traía del Lozoya.

A razón de 6.100 pesetas por cada acción, Canal de Isabel II se hizo con el 93 % de Hidráulica Santillana y pudo empezar a explotar bajo sus criterios técnicos las aguas del río Manzanares. Al principio, para usos industriales, riego de los grandes jardines de Madrid y refrigeración; pero poco más tarde también para reforzar el abastecimiento a la población, punto que consagró a inicios de los setenta con el recrecimiento del embalse de Santillana.

El boom de la generación hidroeléctrica

El legado de producción eléctrica que sembró el marqués continuó cuando Hidráulica empezó a operar bajo el paraguas de Canal. Especialmente en los años 90, momento en el que la empresa pública intensificó su apuesta por la generación hidroeléctrica mediante la renovación de las antiguas centrales de Navallar y Torrelaguna y la construcción de otras nuevas junto a los embalses del río Lozoya.

No hay que olvidar que Canal había comenzado a generar electricidad en 1913, cuando entró en servicio la central de Santa Lucía. Esta aprovechaba los 150 metros de desnivel del canal Transversal a su paso por Torrelaguna para generar millones de kilovatios hora que se destinaban tanto al bombeo del agua al Primer Depósito Elevado como a la iluminación de algunos edificios públicos de la capital.

Aquella herencia continúa en la actualidad con la gestión de nueve centrales hidroeléctricas que suman una potencia de más de 35 megavatios y que producen energía al turbinar las aguas que se derivan desde los embalses. Canal de Isabel II se ocupa ahora de este proceso bajo sus propias siglas, después de que en 2022 absorbiera definitivamente a Hidráulica Santillana, de la que ya era socio único desde 2012.


<p><em>Acción de 500 pesetas de Hidráulica Santillana</em></p>

Acción de 500 pesetas de Hidráulica Santillana


<p><em>Depósito inferior de Torrelaguna y central hidroeléctrica de Santa Lucía, inaugurada en 1913</em></p>

Depósito inferior de Torrelaguna y central hidroeléctrica de Santa Lucía, inaugurada en 1913


<p><em>Vista de las dos presas del embalse de Manzanares El Real tras su recrecimiento en los años 70</em></p>

Vista de las dos presas del embalse de Manzanares El Real tras su recrecimiento en los años 70



VIAJE A LOS ORÍGENES DEL CANAL DE ISABEL II

VIAJE A LOS ORÍGENES DEL CANAL DE ISABEL II

Cada 24 de junio celebramos el aniversario de la traída de las aguas del río Lozoya a la capital, una proeza de la ingeniería que cambió por completo la historia de Madrid


El 18 de junio de 1851 se aprobó la creación del Canal de Isabel II

Que salga agua cada vez que abrimos el grifo es algo que en nuestros tiempos entendemos como cotidiano, para nada fuera de lo común. Sin embargo, hasta hace apenas 200 años la escasez de agua era uno de los principales problemas de Madrid, que impedía que la ciudad creciese y amenazaba su futuro como capital de España. Hay que remontarse hasta la primera mitad del siglo XIX para encontrar la solución a este problema. 

Por aquel entonces, Madrid tenía más de 220.000 habitantes que aún se abastecían a través de los viajes del agua, unas captaciones subterráneas que eran insuficientes para esa población (proporcionaban uno 7 litros por habitante al día). Además, la ciudad comenzaba a padecer importantes problemas de salubridad por la falta de limpieza y la escasez de agua.

Tras varios años recabando proyectos que paliasen esta escasez, el extremeño Juan Bravo Murillo, presidente del Consejo de Ministros bajo el reinado de Isabel II, encargó la obra de traída de las aguas a los ingenieros Juan Rafo y Juan de Ribera. Ese es el germen de nuestra empresa, que fue creada mediante el Real Decreto el 18 de junio de 1851. En el decreto se disponía la construcción de un embalse y de un canal de más de 70 kilómetros de longitud que llevase hasta Madrid el agua del río Lozoya. La traída de las aguas se materializó el 24 de junio de 1858

Desde su planteamiento inicial, el proyecto para abastecer de agua a Madrid supuso todo un reto: se decidió levantar una presa de gravedad de 27 metros de altura y 72,4 metros de longitud, el Pontón de la Oliva, además del mencionado canal para transportar el agua y de un depósito de 48.000 metros cúbicos. El proyecto se planificó con tanto margen que era más que suficiente para abastecer a cinco veces la población existente en ese momento.

El 11 de agosto de 1851, el rey consorte, Francisco de Asís, colocó la primera piedra de la presa del Pontón de la Oliva, dando inicio oficial a las obras. En su momento, la construcción de la presa y el canal fue la mayor obra hidráulica de Europa (se necesitó el trabajo de 2.000 obreros). Aunque en su época se le tachó de fantástico, el proyecto tenía tal visión de futuro que, en la actualidad, siguen funcionando algunas de las instalaciones originales.

Sea como fuere, las obras llegaron a buen puerto. La ceremonia de la llegada de las aguas hasta la calle ancha de San Bernardo, donde se instaló una fuente con un surtidor de gran altura, se vivió con auténtico entusiasmo. Con la ciudad engalanada para la ocasión, tuvo lugar una verbena festiva donde la reina Isabel II y su comitiva fueron aclamados por el pueblo madrileño. Las abundantes y claras aguas del Lozoya cambiaron totalmente la vida en la ciudad y propiciaron su desarrollo: se crearon fuentes y parques públicos, las calles pasaron a estar más limpias y descendió muy considerablemente el número de epidemias y enfermedades.




TANQUES DE TORMENTAS: PROTECTORES DE LOS RÍOS

TANQUES DE TORMENTAS: PROTECTORES DE LOS RÍOS

Los tanques de tormentas cumplen un cometido esencial: almacenan las primeras aguas de lluvia y regulan su paso hacia las depuradoras


En Canal de Isabel II gestionamos más de 70 tanques de tormentas que reservan el agua de las lluvias antes de ser depurada

Estamos acostumbrados a que, en días de lluvia, el agua precipite desde el cielo empapando las calles. Pero ¿dónde va a parar ese torrente que es absorbido por las alcantarillas? Por regla general, a las depuradoras. Pero el sistema de saneamiento de Madrid, además, cuenta con un paso intermedio: los tanques de tormentas, que retienen las aguas de lluvia y regulan su paso hacia las estaciones de depuración. 

Los tanques de tormentas son unos enormes depósitos subterráneos creados para almacenar las primeras aguas de lluvia. En días de precipitaciones intensas, el agua se cuela a raudales por las alcantarillas, pero debido a su enorme volumen, no puede ser depurada inmediatamente. Por este motivo, estas aguas esperan en los tanques de tormentas hasta que deja de llover. Es entonces cuando se conducen gradualmente a las estaciones de depuración. Con ello, no solo se evita la contaminación de los ríos, sino que, además, se impiden posibles inundaciones y daños ambientales.

Reservar las aguas pluviales hasta que puedan ser depuradas tiene, además, un valor añadido. Y es que las primeras aguas de lluvia son las más contaminantes, en tanto que arrastran consigo toda la suciedad acumulada en las calles y el asfalto, sin olvidar los metales de la atmósfera. De esta forman, las deposiciones de mascotas, los aceites de vehículos o los desechos sólidos que hay en el suelo son empujados por la lluvia hacia la red de alcantarillado. Teniendo en cuenta estos condicionantes, un estudio de Canal de Isabel II ha detectado que, en algunos puntos, el agua precipitada durante la primera hora de lluvia es más contaminante incluso que el agua residual en tiempo seco.

Además, antes de llegar a los tanques, pasa por una serie de filtros que permite retener los residuos de mayor tamaño. Otros muchos de los objetos sólidos que llegan con el agua pluvial quedan acumulados en el fondo del tanque. Posteriormente se retiran mediante distintos sistemas de limpieza.

En Canal de Isabel II gestionamos más de 70 tanques de tormentas que reservan el agua de las lluvias antes de ser depurada. Entre todos pueden almacenar 1,42 hectómetros cúbicos. Dos de los mayores tanques de tormentas del mundo se encuentran igualmente en Madrid capital. Se trata de las instalaciones de Arroyofresno y Butarque. Cada uno puede almacenar hasta 400.000 metros cúbicos de agua, ocho veces más que el estanque de El Retiro.

Gracias a tanques de tormentas como estos, las primeras aguas de lluvia son retenidas en el subsuelo hasta que las depuradoras van teniendo capacidad para tratarlas. Una vez depurada, el agua puede ser vertida de nuevo a los ríos en las mejores condiciones sin que suponga una amenaza ecológica para el caudal. 

En el vídeo que cierra este artículo podrás conocer la red de tanques de tormentas de la ciudad de Madrid y adentrarte en el interior del mayor de todos ellos: el de Arroyofresno. Ubicado en la zona noroeste de la ciudad, en el interior del Club de Campo Villa de Madrid, tiene unos 35.000 metros cuadrados de superficie y 22 metros de profundidad (como un edificio de 6 plantas). Es más, toda la instalación representa un volumen total de construcción subterránea de cerca de 750.000 metros cúbicos, de los cuales 400.000 están destinados al almacenamiento de agua. El recinto cuenta con 267 pilotes de enorme grosor.

El agua de lluvia llega a este tanque a través de un único colector de más de 3 kilómetros de longitud que pasa por debajo del río Manzanares y de grandes infraestructuras como la M-30. Sin embargo, lo que más impresiona es su diámetro de casi 7 metros, que permite un caudal de agua de hasta 100 metros cúbicos por segundo, 30 veces más que el caudal medio del río Manzanares. 

 

 




PRIMER DEPÓSITO ELEVADO: HISTORIA DE UN SÍMBOLO DE CANAL

PRIMER DEPÓSITO ELEVADO: HISTORIA DE UN SÍMBOLO DE CANAL

Construido a principios del siglo XX, el Primer Depósito Elevado cumplió con un cometido esencial en aquella época: llevar el agua a los nuevos barrios del norte de Madrid. Hoy, es un icono de Canal y del distrito de Chamberí


La construcción del Primer Depósito Elevado permitió que el agua llegase con la presión suficiente a las edificaciones de nuevos barrios como los de Cuatro Caminos o Salamanca

Por su ubicación y su estructura arquitectónica, el Primer Depósito Elevado constituye una de las señas de identidad de nuestra empresa. Aunque su peculiar y atractiva ornamentación decora el paisaje de Chamberí, el cometido original de la obra no era precisamente estético. Y es que su construcción a principios del siglo XX sirvió realmente para solventar una problemática que había surgido con respecto al abastecimiento de agua de algunas zonas de Madrid.

El ensanchamiento de la ciudad hacia el norte provocaba que los nuevos barrios quedasen situados en cotas demasiado elevadas como para poder garantizar el suministro de agua. Las nuevas zonas de Madrid se encontraban edificadas a un nivel más alto que la solera de los depósitos existentes en esas fechas, lo que hacía imposible que el agua pudiese alcanzar esas cotas. La construcción del Primer Depósito Elevado fue la solución para resolver ese problema, pues permitió que el agua llegase con la presión suficiente a las edificaciones de nuevos barrios como los de Cuatro Caminos o Salamanca

Esta obra se ingeniería civil fue realizada por Luis Moya y Ramón de Aguinaga, siguiendo el proyecto inicialmente planteado por Diego Martín Montalvo. El depósito, que alcanza los 36 metros de altura, entró en servicio el 15 de noviembre de 1911. Junto a él se construyó una central de bombeo que impulsaba el agua hasta la cuba del depósito, una estructura cilíndrica con capacidad para 1.500 metros cúbicos. La edificación del Primer Depósito Elevado se alejó de la tradicional arquitectura de hierro de la época y apostó por un estilo que bebía de las influencias mudéjares y medievales. 

El edificio dejó de cumplir con su función primigenia a mediados del pasado siglo, cuando entró en servicio el nuevo depósito de Plaza de Castilla. Permaneció en desuso hasta que en 1985 se acometió su rehabilitación con el propósito de recuperar la obra y otorgarle un uso cultural.

Finalmente, el Primer Depósito Elevado completó su transformación en la actual Sala de Exposiciones Canal de Isabel II. La obra de reconversión, además, fue galardonada con el premio Europa Nostra de Conservación de Patrimonio Cultural en el año 1992.

La Sala Canal abrió sus puertas al público en diciembre de 1986 con una exposición dedicada a la última etapa de Salvador Dalí. Desde su apertura ha albergado obras de todo tipo, de hecho, no tardó demasiado en convertirse en un espacio de referencia en el mundo de la fotografía, la imagen y la moda, especialmente. Por ella han pasado los artistas fotográficos más interesantes del panorama nacional e internacional, fruto también de la colaboración de la sala con los famosos certámenes de ARCO y PHotoEspaña, así como el trabajo de diseñadores de moda tan reconocidos como Pertegaz, Sybilla, Pertegaz o David Delfín. 





REUTILIZACIÓN: UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA EL AGUA

REUTILIZACIÓN: UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA EL AGUA

El agua regenerada adquiere un inmenso valor, pues se puede destinar a diferentes usos que no requieren necesariamente agua potable, como el riego de zonas verdes; además, en casa también podemos darle un segunda vida al agua que usamos


Contamos con 32 instalaciones de reutilización en las que producimos agua regenerada

Es posible que alguna vez, al dar un paseo por cualquiera de los muchos parques de Madrid, te hayas topado con un cartelito clavado en el césped con el siguiente letrero: «Este parque se riega con agua regenerada no potable». Quizá entonces te haya surgido la duda: ¿qué tendrá de especial esa agua? Lo cierto es que mucho, pues hablamos de una agua que está gozando de un nuevo uso, de una segunda vida diferente a la que un día tuvo. 

Como sabemos, el agua residual procedente de nuestras casas y de las actividades industriales y agrícolas se transporta a través de redes de drenaje urbano hasta las EDAR (Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales). Allí, se somete a unos procesos de saneamiento que permiten devolverla a los ríos o arroyos en condiciones óptimas para el medioambiente. Durante la depuración, se eliminan desperdicios, grasas flotantes y, en general, todos los elementos gruesos que pueda contener el agua, además de los materiales decantables y la materia orgánica biodegradable. 

Sin embargo, este proceso puede ir un paso más allá en busca de una mayor eficiencia. Así, en algunas de nuestras depuradoras, sometemos el agua residual a un tratamiento adicional, llamado tratamiento terciario. Este permite adecuar la calidad del agua depurada para que pueda emplearse en usos no relacionados con el consumo humano: riego de parques y zonas verdes; baldeo de calles; recarga de acuíferos o mantenimiento de humedales; riego de pastos o cultivos, etc.

Esta agua, a la que denominamos regenerada, comporta una serie de beneficios nada desdeñable. El más importante es la posibilidad de reservar el agua de mejor calidad para el consumo humano. Dado que el agua es un recurso limitado, la reutilización del agua residual depurada adquiere un valor incalculable, pues contribuye al incremento neto de la disponibilidad de agua embalsada en la región. Y es que al utilizar agua regenerada se evita consumir agua potable, lo que permite alcanzar cotas de ahorro realmente elevadas. 

La apuesta por la regeneración de agua reporta beneficios medioambientales en una doble vertiente: por un lado, contribuye a mejorar la calidad de los ríos; y por el otro, alivia la presión sobre los embalses, contribuyendo a una gestión más racional y sostenible del agua potable.

REUTILIZAR AGUA EN NUESTRO HOGAR

Al igual que hacen las instalaciones de agua regenerada, nosotros también podemos darle una segunda oportunidad al agua que consumimos en nuestros hogares. Se trata de poner en práctica pequeños gestos en los quehaceres cotidianos que, finalmente, también contribuyen al ahorro. Desde aquí proponemos algunos trucos que pueden resultar de utilidad:

  • Aprovechar el agua fría de la ducha: a la hora de ducharnos, suele resultar habitual que se pierda por el desagüe una cantidad considerable de agua mientras esperamos a que se caliente. Para evitarlo, podemos colocar un cubo para recoger el agua fría que sale al comienzo. Después, podremos utilizar el agua almacenada para regar las plantas, limpiar los platos o fregar el suelo. A propósito de este consejo, ya existen en el mercado bolsas específicas que se cuelgan de la ducha y permiten recoger, guardar y transportar esa agua con mayor facilidad para utilizarla posteriormente. 
  • No tirar el agua en la que hervimos verduras: después de hervir verduras u hortalizas, acostumbrados a verter el agua sobrante por el fregadero. Si en lugar de tirarla, la utilizamos para regar las plantas (siempre y cuando no le hayamos echado sal), estaremos ahorrando agua de forma sencilla y, además, les aportaremos nutrientes extra a nuestras plantas. 
  • Recoger el agua de lluvia: con cubos, contenedores u otros sistemas de recolección, podemos aprovechar para almacenar el agua de lluvia (si tenemos patio, por ejemplo) y luego emplearla para fregar el suelo o rellenar la cisterna. 
  • Usar el agua del aire acondicionado para planchar: el agua por condensación que genera un aire acondicionado en funcionamiento es prácticamente como el agua destilada (no contiene cal), por lo que resulta ideal para la plancha.

Puedes encontrar más contenidos y consejos de ahorro en Cuidamos el agua.




EL ATAZAR, LA PRESA MÁS GRANDE DE LA COMUNIDAD DE MADRID

EL ATAZAR, LA PRESA MÁS GRANDE DE LA COMUNIDAD DE MADRID

Su gran bóveda de hormigón encierra un embalse capaz de almacenar el 46 % del agua superficial de todo el sistema de abastecimiento


Por su interior discurren galerías de servicio de 8 km de longitud

El Atazar, la presa más grande y reconocible de la Comunidad de Madrid, entró en servicio en abril de 1972. Las obras fueron colosales y concluyeron en diciembre de 1971, sin embargo, la infraestructura no empezó a funcionar hasta unos meses más tarde. Desde entonces, el abastecimiento a Madrid quedó asegurado gracias a la formación de un embalse que, capaz de albergar 425 hectómetros cúbicos de agua, representa el 46 % de la capacidad total de almacenamiento en la región.

La presa de El Atazar es una gran bóveda gruesa de doble curvatura que se eleva más de 120 metros por encima del cauce del río Lozoya. Dispone de un aliviadero de superficie, un doble desagüe de medio fondo y otros dos desagües de fondo. Sus espesores varían desde los 36 metros en la base hasta los 6 metros en la coronación, la parte más alta. Esta tiene una longitud de casi 500 metros.

Las obras fueron financiadas por el Estado y ejecutadas por la Confederación Hidrográfica del Tajo, con la cooperación técnica de Canal de Isabel II. Nuestra empresa redactó el proyecto y se ocupó de las expropiaciones y de las obras auxiliares (toma de datos de campo, azudes y túneles de desviación, viales para la realización de las obras, etc.). El coste total de la presa alcanzó los 6.000 millones de pesetas.

Los trabajos comenzaron en octubre de 1965 y no estuvieron exentos de dificultades. De hecho, fueron más complicados de lo previsto inicialmente, pues se detectaron problemas de estabilidad en las laderas. Esto requirió un estudio profundo del terreno. Incluso hubo que recurrir al asesoramiento de expertos externos. Finalmente, se emplearon puntales profundos para el cosido de la ladera derecha, aguas debajo de la presa. Esta técnica fue tan efectiva como innovadora, pues solo se conocía una experiencia previa realizada en Japón.

Ya en la época se instalaron en la presa los más sofisticados sistemas de medida: sensores, péndulos, extensómetros, micrómetros, piezómetros... En la actualidad, la auscultación de la presa continúa siendo ininterrumpida, en constante comunicación con nuestro Centro de Control. Además de la instrumentación tradicional y de nuevos equipos más complejos, la infraestructura cuenta en su interior, para su supervisión, con un conjunto de seis galerías horizontales, una perimetral y otra subterránea que discurre por debajo de la cimentación. En total, las galerías tienen una longitud de 8 kilómetros.

La construcción de esta presa supuso, sin duda, todo un hito en la región. Gracias al agua que almacena, la Comunidad de Madrid cuenta, desde hace medio siglo, con uno de los mejores abastecimientos de Europa, tanto por la cantidad como por la calidad del agua suministrada. 

 

LA PRESA DE EL ATAZAR, EN DATOS

Altura sobre cimientos: 134 m
Longitud de coronación: 484 m
Volumen de la fábrica: 1.100.000 m³
Galerías: 1 en los cimientos, 1 perimetral y 6 horizontales
Capacidad de desagüe: 750 m³/s en total (aliviadero + desagüe de fondo + desagüe intermedio)

 









VOLANDO EN EL SUBSUELO: DRONES HECHOS A MEDIDA PARA RECORER LAS REDES DE ALCANTARILLADO

VOLANDO EN EL SUBSUELO: DRONES HECHOS A MEDIDA PARA RECORRER LAS REDES DE ALCANTARILLADO

En Canal de Isabel II utilizamos vehículos autopilotados para inspeccionar grandes conducciones de aguas residuales y así reducir los riesgos laborales de los operarios; las imágenes que graban se analizan posteriormente con la ayuda de la inteligencia artificial para encontrar desperfectos en la red de saneamiento


Su autonomía es de casi media hora y puede recorrer hasta 1.500 metros en un solo vuelo

La red de alcantarillado de la Comunidad de Madrid es un sinuoso recorrido de arterias, galerías y colectores que supera los 15.000 kilómetros de longitud. Puestos en línea recta, estas conducciones llegarían hasta Australia. La gran mayoría son de reducido tamaño y solo pueden examinarse mediante robots controlados remotamente desde la superficie, pero hay unos 2.500 kilómetros de conducciones que sí tienen las dimensiones suficientes como para visitarse. O, mejor dicho, para poder ser inspeccionadas por operarios

Que estos colectores sean "visitables" no quiere decir que resulte agradable adentrarse en ellos. "La accesibilidad al alcantarillado es complicada, la luz escasea, el pavimento es resbaladizo y puede haber acumulación de gases nocivos", apunta nuestro compañero de I+D+i Alejandro Pinilla. Por este motivo, para reducir la peligrosidad de las inspecciones surgió la idea de recurrir a drones autoguiados.

Dado que en el mercado no existían equipos que se adaptaran a las condiciones particulares que exigía este cometido, recurrimos a un procedimiento de Compra Pública Precomercial para dar con la tecnología adecuada. Tras examinar varias propuestas y otros tantos prototipos, “nació” el dron definitivo: un equipo autónomo, autopilotado, robusto y estable. Y que, además, proporciona imágenes de alta calidad del alcantarillado.

Con una autonomía de casi media hora, el vehículo puede recorrer distancias de hasta 1.500 metros en un solo vuelo, aunque habitualmente cubre trayectos más cortos. «Solemos hacer tramos de entre 500 y 800 metros», aclara Pinilla. ¿Y qué ocurre si hay fallos o complicaciones en el trayecto? En tal caso, el sistema de seguridad redundante del equipo permite recuperarlo fácilmente.

Una vez programada la ruta, el dron está preparado para realizar el vuelo de forma autónoma. Aun así, es capaz de esquivar los obstáculos que se encuentra por el camino. En su recorrido, graba imágenes en alta resolución que, posteriormente, en la oficina, se analizan en busca de defectos y obstrucciones en la red. «Podemos medir fisuras con una precisión de milímetros», detalla Pinilla. 

El diagnóstico de la inteligencia artificial 

Al visualizar las imágenes captadas en la red de saneamiento, no solo es el ojo humano el que detecta anomalías, desperfectos o roturas; la inteligencia artificial también tiene mucho que decir en el diagnóstico de galerías y colectores. Los programas de análisis informatizados aportan resultados automatizados, objetivos y fiables.

Para interpretar las imágenes con precisión, la IA solo necesita que el vídeo tenga calidad suficiente y que el dron que se desplaza grabando las conducciones lo haga a una velocidad constante. Si se dan esas premisas, la herramienta puede generar un informe fiable sobre el estado de las conducciones, e incluso reflejar las actuaciones correctivas necesarias en cada tramo de red.

Después de haber contrastado los informes generados con la ayuda de la inteligencia artificial, nuestros técnicos no dudan del potencial de la tecnología y de su posible simbiosis con los recursos audiovisuales filmados por el dron. La combinación de ambos sistemas ahorra tiempo, optimiza costes, logra estandarizar el análisis de los desperfectos y, por encima de todo, elimina los riesgos laborales de los operarios. 

 

 

 




LOS MEJORES CONSEJOS PARA AHORRAR AGUA EN TU HOGAR

LOS MEJORES CONSEJOS PARA AHORRAR AGUA EN TU HOGAR

El agua es un recurso muy valioso y debemos usarlo con responsabilidad: en este artículo te proponemos varias recomendaciones con las que alcanzar un consumo más eficiente

La lluvia es muy suya. Está claro que nosotros, los ciudadanos, no tenemos una varita mágica para controlarla a conveniencia, pero sí podemos contribuir a la disponibilidad de agua de otra manera. ¿Cómo? Usándola de manera responsable. Como solemos decir desde Canal de Isabel II, cada vez que ahorramos agua es como si lloviera un poco sobre nuestros embalses.

Para ayudarte en este importante cometido, a continuación te sugerimos algunos consejos con los que conseguir un consumo de agua más eficiente.

 

AHORRAR AGUA EN EL BAÑO

  • Mientras esperas a que se caliente el agua de la ducha, aprovecha para llenar cualquier recipiente (existen bolsas específicas para tal propósito). Luego podrás reutilizar el agua almacenada para fregar, regar las plantas o ahorrarte una descarga de la cisterna. 

  • Cierra el grifo mientras te enjabonas las manos o te lavas los dientes.

  • Llena moderadamente el lavabo al afeitarte en lugar de dejar correr el agua.

  • Coloca una papelera en el cuarto de baño para evitar usar el inodoro como basura. No solo economizarás el agua, también evitarás atascos en tus tuberías.

  • Dúchate en lugar de bañarte y hazlo de forma breve (si eres de los que canta, entona únicamente una canción, no todo el disco).

  • Cierra el grifo mientras te enjabonas. 

  • Utiliza cisternas de doble descarga para descargar únicamente la cantidad de agua necesaria. Si no, coloca dos botellas llenas de agua dentro de la propia cisterna.

  • Utiliza la lavadora con la carga completa y el programa adecuado. Recuerda que las lavadoras a media carga gastan más o menos la misma cantidad de agua que a carga completa.

  • Instala economizadores o aireadores en los grifos y en la alcachofa de la ducha. Reducen el caudal y la diferencia es inapreciable.              

AHORRAR AGUA EN LA COCINA

  • Descongela los alimentos en el frigorífico. No lo hagas bajo el agua. Ahorrarás en gasto y ganarás en sabor y seguridad alimentaria.

  • Compra electrodomésticos eficientes y con programas ECO. Además de agua, ahorrarás energía.

  • Utiliza el lavavajillas siempre que puedas y a carga completa. Y cuando friegues los platos a manos, nunca lo hagas dejando correr el agua; primero enjabona en un barreño y más tarde aclara.

  • Coloca una jarra en el frigorífico en vez de dejar correr el agua para que se enfríe. Siempre tendrás agua fresca sin gasto adicional.

  • Reutiliza el agua sobrante de las jarras o la que usas para hervir huevos o lavar verduras. Con ella (siempre y cuando no tenga sal) puedes regar tus plantas. Además, les aportarás nutrientes y crecerán más sanas.

  • Cierra levemente la llave de paso de la vivienda. No apreciarás la diferencia y ahorrarás una gran cantidad de agua diariamente. 

  • Repara los grifos cuanto antes si detectas pérdidas o fugas.

AHORRAR AGUA EN EL JARDÍN

  • Diseña un sistema de riego acorde a las necesidades de tu jardín. Por ejemplo, usando sistemas automáticos de riego por goteo para árboles y arbustos.

  • Cuando riegues por aspersión, diseña correctamente la posición de los aspersores, su caudal y la zona que cubren. 

  • No riegues en las horas centrales del día: las temperaturas son más altas y la evaporación, por tanto, es mayor. Además, tus plantas sufrirán mucho.

  • Diseña el jardín con la menor superficie de césped posible, pues su consumo de agua es muy elevado. Una buena alternativa puede ser la instalación de césped artificial.

  • En caso de disponer de césped, intenta que la altura de corte sea de unos 5 centímetros para mantener así un grado de humedad adecuado en la zona de la raíz.

  • Suministra el riego próximo a las raíces de las plantas.

AHORRAR AGUA EN LA PISCINA

  • No vacíes la piscina durante los periodos de inactividad. Tápala y realiza un mantenimiento preventivo de forma periódica. El agua del vaso puede mantenerse durante más de 5 años. 

  • Instala un sistema de depuración de circuito cerrado.

  • Coloca una cubierta solar durante el verano para evitar la evaporación. Esto supone un ahorro en agua y en desinfectante. 

  • Revisa con frecuencia la instalación: te permitirá detectar las fugas y repararlas con mayor rapidez.

  • Si tienes ducha junto a tu piscina, es conveniente que esté dotada de pulsador automático o de infrarrojos.

         

        





DE LAS PALOMAS MENSAJERAS AL TELÉFONO: LA HISTORIA DE LA PRIMERA LÍNEA TELEFÓNICA QUE INSTALÓ CANAL

DE LAS PALOMAS MENSAJERAS AL TELÉFONO: LA HISTORIA DE LA PRIMERA LÍNEA TELEFÓNICA QUE INSTALÓ CANAL

La compañía adquirió en 1882 su primer teléfono, que permitía comunicar el depósito del Campo de Guardias con el embalse de El Villar, a 80 kilómetros de distancia


La línea tenía tramos escalonados con estaciones intermedias en El Bodonal y Torrelaguna

Cuando en 1854 el italiano Antonio Meucci inventó el teléfono, que diecisiete años más tarde patentaría Graham Bell, el propósito inicial del instrumento era relativamente simple: conectar el despacho de Meucci, en la planta baja de su domicilio de Nueva York, con el dormitorio del segundo piso donde permanecía inmovilizada su mujer a causa del reumatismo. 

En España, la primera comunicación telefónica tuvo lugar en 1877 entre dos salas de la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona. El teléfono llegaría a Madrid en enero de 1878. Comunicaba el edificio de Telégrafos con el Ministerio de Guerra y, más tarde, el Palacio Real de la capital con el de Aranjuez. 

Canal de Isabel II adquirió su primer teléfono en 1882, cuando quedó establecida la línea entre las oficinas de Madrid y la presa de El Villar, a 80 kilómetros de distancia. La revista de la época Escenas Contemporáneas anunció este hito con las siguientes palabras: «El ingeniero director del Canal de Isabel II, don Luis Villademoros, ha instalado un teléfono que une la casa del primer depósito del Campo de Guardias con la presa de El Villar».

La línea tenía tramos escalonados con estaciones intermedias en El Bodonal y Torrelaguna. El proyecto de la obra requirió un presupuesto de casi 24.000 pesetas. La empresa compró un teléfono para cada una de las estaciones, partida a la que destinó otras 3.500 pesetas aproximadamente. La utilidad del invento de Meucci, en cualquier caso, bien merecía tal inversión. «Con este teléfono no solo se oyen claramente las órdenes que se transmiten, sino que se conoce perfectamente el timbre de voz», reflejaba la misma publicación.

La nueva vía de comunicación tuvo gran impacto en la gestión que acometía la compañía. Agilizar el trasvase de información entre las instalaciones ya era, per se, un enorme avance. Pero además, el uso del teléfono repercutía directamente en el abastecimiento. «El señor Villademoros ha prestado un señalado servicio al vecindario de Madrid porque con la instalación del teléfono se evitará en lo posible que las aguas vengan turbias a los depósitos», sentenciaba la prensa. 

La puesta en servicio de la primera línea telefónica en el seno de Canal alivió las penurias que padecían muchos de los guardas de la compañía. En no pocas ocasiones, estos trabajadores debían recorrer a pie distancias de varios kilómetros con el único fin de entregar y recibir los partes, órdenes, oficios y correspondencia.

Hasta la instalación del teléfono, este sistema de transmisión cara a cara alternó con la utilización de palomas mensajeras, que también fueron usadas como vía de comunicación para informar sobre el estado de las obras durante la construcción del Pontón de la Oliva y del canal primitivo.
 




CANAL DE ISABEL II EN EL CALLEJERO DE MADRID: UN PASEO POR DIEZ LUGARES VINCULADOS A LA EMPRESA

CANAL DE ISABEL II EN EL CALLEJERO DE MADRID: UN PASEO POR DIEZ LUGARES VINCULADOS A LA EMPRESA

Directores, presidentes, ingenieros y representantes de Canal han dado nombre a calles y plazas de la ciudad, algunas sobradamente conocidas

La ciudad de Madrid tiene más de nueve mil calles. Por no contar plazas, jardines, glorietas y otros tantos lugares con nombres identificables. Muchos los hemos oído cientos de veces. Quién no ha pasado alguna vez por la calle Bravo Murillo. Por otras quizá hayamos transitado sin darnos cuenta, o tal vez conscientemente, pero sin detenernos a pensar quién fue esa persona cuya notoriedad ha trascendido hasta convertirse en topónimo.

En el inmenso callejero de la capital, Canal de Isabel II está presente a través de figuras históricas que trabajaron para la empresa y tuvieron un lugar destacado en ella. Hoy repasamos diez enclaves de Madrid cuyos nombres aluden a personajes estrechamente vinculados con Canal, cuando no directamente a la propia compañía, como sucede en el primer ejemplo. Disfruten del paseo.

El caso más ilustrativo. Poco más de dos kilómetros separan la sede central de la empresa de esta plaza que lleva su nombre, en el distrito de Tetuán. Inaugurada en el presente siglo, es conocida popularmente como la «plaza de las palomas» (no hace falta explicar el porqué). Punto de encuentro de las antiguas reuniones del 15M, el Ayuntamiento la emplea habitualmente como escenario para diversas actuaciones y actividades.

A la espalda del primer depósito de agua tiene su calle el recordado Lucio del Valle. Entró en Canal de Isabel II desde sus inicios, en 1851. Tras ocupar el cargo de subdirector en el proyecto de traída del agua a Madrid, en 1855 fue nombrado director, ocupación que mantuvo hasta poco después de la inauguración de las obras. Fue él quien encargó a Charles Clifford los reportajes fotográficos ya conocidos.

Perpendicular a la calle de Lucio del Valle, también en las inmediaciones de las instalaciones de Santa Engracia, se halla la vía dedicada a la pareja Elzeario Boix y José Morer. Ambos ingenieros proyectaron y supervisaron la construcción de la presa de El Villar. Morer también diseñó el primer proyecto de distribución del agua en la capital y ejerció como ingeniero director de la empresa en 1867.

Con unos 4 km de longitud, esta calle no necesita presentación, en tanto en cuanto es una de las más famosas de Madrid. Su actual denominación data de 1875 y rememora a Juan Bravo Murillo, célebre político español y uno de los artífices de la construcción del Canal de Isabel II. Sabido es que impulsó el proyecto cuando era presidente del Consejo de Ministros.

En pleno centro de Madrid tiene su calle José Echegaray, otro de los ilustres que guardan relación con Canal. Su vinculación con la empresa, no obstante, es más tangencial que en los supuestos anteriores. Como profesor de la Escuela de Caminos, en concreto de la asignatura Aplicaciones de la Hidráulica, guardaba buena amistad con Lucio del Valle. En su etapa como ministro de Fomento, asistió a la colocación de la primera piedra de El Villar.

Cerca de la plaza de toros de las Ventas encontramos la calle que homenajea a este antiguo director de Canal. A principios del siglo XX, Aguinaga impulsó el plan de obras que permitió construir, entre otras grandes infraestructuras, el Primer Depósito Elevado de Santa Engracia y la central hidroeléctrica de Torrelaguna.

En el barrio de Puerta del Ángel encontramos una pequeña calle en honor al que fue vocal del Consejo de Administración de Canal entre 1931 y 1933. Como Delegado de Vías y Obras del Ayuntamiento desarrolló un ambicioso plan de saneamiento y pavimentación de las calles.

Hijo de Elzeario Boix, Félix también estuvo ligado a Canal de Isabel II: entre 1919 y 1920 fue ingeniero director. Durante su mandato, Canal acudió a la exposición del Congreso de Medicina e Higiene, en la que el jurado otorgó a la empresa el Diploma de Honor. La calle que hoy lleva su nombre está situada en las proximidades del Cuarto Depósito.

De Andrés Mellado sabemos que fue abogado, periodista, diputado de las Cortes, alcalde de Madrid y miembro de la RAE, pero ¿qué vinculación tuvo con Canal de Isabel II? Pues bien, a su extenso currículum añadió el cargo de comisario regio y presidente del Consejo de Administración de la compañía en 1910. Su calle cruza el distrito de Chamberí de norte a sur.

En el barrio de Arapiles se extiende esta alargada plaza, conocida como «la perpendicular», nombrada en memoria de José María de Garay y Rowart, tercer conde del Valle de Súchil. Además de alcalde de la capital y senador vitalicio, este ilustre personaje fue vocal del Consejo de Administración de Canal entre 1930 y 1939, en representación de los propietarios de láminas de agua.


<p>Plaza del Canal de Isabel II</p>

Plaza del Canal de Isabel II


<p>Estatua de Bravo Murillo en la calle homónima, frente a los Teatros del Canal</p>

Estatua de Bravo Murillo en la calle homónima, frente a los Teatros del Canal


<p>Placa en la calle Echegaray</p>

Placa en la calle Echegaray


<p>Letrero de la calle Boix y Morer</p>

Letrero de la calle Boix y Morer


<p>Letrero en la plaza del Canal de Isabel II, en Tetuán</p>

Letrero en la plaza del Canal de Isabel II, en Tetuán