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10 OBRAS DE ARTE QUE HAN USADO EL AGUA COMO FUENTE DE INSPIRACIÓN
Reconocidos pintores como Monet, Van Gogh, Dalí o Botticelli transformaron el agua en elemento artístico para crear grandes obras
A lo largo del tiempo, el hombre ha utilizado el arte para expresar sus emociones, pensamientos y plasmar su visión de la realidad. Con cada periodo histórico, al arte transforma sus valores e ideología generando distintas corrientes, cada una con características y representantes propios de la época. De todas ellas nos podemos empapar en esos lugares mágicos que son los museos.
En 1977, el Consejo Internacional de Museos (ICOM) creó el Día Internacional de los Museos para sensibilizar al público sobre el papel de estos centros de arte en el desarrollo de la sociedad. Desde entonces, la popularidad del evento, que se celebra cada 18 de mayo, no ha dejado de crecer.
Nosotros nos hemos puesto manos a la obra y hemos decidido aunar dos de las cosas que más nos gustan en este mundo: el arte y el agua. En este post te mostramos 10 pinturas de conocidos maestros que utilizaron el agua como elemento de inspiración para sus creaciones.
1. El deshielo en Vétheuil – Claude Monet
Esta obra pertenece a una serie que pintó Claude Monet sobre el momento del deshielo del río Sena tras las grandes heladas del invierno de 1879. Los meses de diciembre de 1879 y enero de 1880 fueron tan fríos que París y sus alrededores se vieron prácticamente paralizados por las numerosas nevadas y las fuertes heladas, provocadas por las temperaturas anormalmente extremas. El Sena a su paso por la pequeña localidad de Vétheuil, situada a sesenta kilómetros al norte de la capital francesa, donde el pintor vivía entonces, se heló en su totalidad. Monet, que siempre manifestó un vivo interés por la representación efímera y cambiante del agua, se proponía representar el momento en que, con la subida de las temperaturas, el hielo se quebraba en pedazos que eran arrastrados por la corriente río abajo.
2. La noche estrellada sobre el Ródano – Vicent Van Gogh
Esta pintura forma parte de la corriente neoimpresionista que pretende la descomposición de la luz, reflejándola además sobre el agua con una técnica de puntillismo. Una pareja de ancianos camina por la costa tomados del brazo. Unas barcas reposan junto a una pequeña playa. Si bien se encuentran en el primer plano de la obra, la pareja pasa casi desapercibida con sus tonos oscuros; Van Gogh enfatiza el brillante cielo nocturno.
En segundo plano, se asoma la ciudad al otro lado del río, cuyo contorno casi se funde con el cielo. El resplandor de los edificios y las linternas de los botes también se reflejan en la superficie del agua en rayas infinitas, con pequeñas ondulaciones, haciendo este reflejo más realista.
3. La tormenta en el mar de Galilea – Rembrandt Harmenszoon
El artista holandés presentó esta obra que muestra uno de los primeros milagros de Jesús según el evangelio donde calmó una tormenta en el lago de Galilea. Es una obra de juventud en la que Rembrandt se autorretrata en una de las catorce personas que ocupan el bote, concretamente el que sujeta la cuerda del mástil y mira hacia el espectador. En la obra se visibiliza un bote inestable por la tormenta en el mar de Galilea. Aparece Jesús rodeado por sus apóstoles y por el propio pintor.
4. Cerca del mar – Paul Gauguin
Forma parte de la corriente postimpresionista. En el cuadro se representa una escena de la vida cotidiana con mujeres bañándose en el mar y en el fondo un hombre pescando. En primer plano se muestra la arena rosada con algunas hojas. Un árbol cruza el cuadro ocupando la parte izquierda. De las ramas salen unas flores blancas. Tras el árbol una mujer tahitiana se saca su pareo para reunirse con otra mujer que ya se está sumergiendo en el mar para nadar. A la derecha rompen las olas y al fondo un hombre está pescando.
5. Muchacha en la ventana – Salvador Dalí
Salvador Dalí pinta esta obra durante su período de juventud, cuando empieza a definir su propio estilo experimentando con diversos enfoques artísticos. En este caso, el paisaje no es lo dominante, sino que la composición se divide de forma equilibrada entre el gris de la superficie marina visible desde la ventana y la chica que se asoma a ella. Se trata de Anna María, la joven hermana de Dalí, a la cual pintó con frecuencia durante los años 20, pero que aquí aparece representada en su retrato más famoso, aunque esté de espaldas. En esta composición, el mar es el trasfondo de la meditación humana y se une a una tranquila dimensión doméstica que, como se deduce de la ausencia de la hoja izquierda, oculta una naturaleza surrealista.
6. La balsa de Medusa – Théodore Géricault
Lienzo en el que se representa el drama de un naufragio. Théodore Géricault empezó a trabajar en él en 1818 y tardó más de un año en completarlo, realizando una obra que, con su trágico realismo anatómico y expresivo, es reconocida como un icono del Romanticismo francés. En este caso, la naturaleza no es una potencia generadora, sino destructora. A ella sucumbe un ser humano que ya no puede dominarla: el mar, de un intenso verde que contrasta con la palidez de los personajes, se desata en una tempestad de olas devoradoras contra los náufragos, que son presa del dolor y la desesperación. La balsa de Medusa, fuente de inspiración para muchísimos artistas de todas las épocas y lugares, pertenece, sin duda, a las obras más bonitas del Museo del Louvre.
7. El nacimiento de Venus – Sandro Botticelli
De la época renacentista. Esta pintura muestra una fascinación por la mitología presentando la historia de Venus, la diosa del amor, que aparece sobre una concha a la orilla de la mar empujada por los dioses alados entre una lluvia de flores. Cuenta el mito que Saturno (Cronos), dios del tiempo, desgarra y lanza los genitales de su padre Caelos (Urano), lo que fertiliza el mar. El roce de la espuma engendra a Venus que, con la ayuda del viento, es transportada hasta las orillas de la isla de Chipre en una concha marina. Allí, es llevada por ‘las Horas’ al lugar de los ‘Inmortales’. Este cuadro fue revolucionario en su época, por ser la primera obra de gran formato de tema exclusivamente mitológico, además de un desnudo, algo todavía no del todo bien visto por la moral imperante en la época.
8. Mujer con dos muchachos en la fuente ("Los pobres en la fuente’’) – Francisco de Goya y Lucientes
Una mujer y dos niños recogen en sus cántaros el agua de una sólida fuente de piedra. Al fondo, el granero preside unos campos desnudos que, como el árbol sin hojas, relacionan la escena con "El Invierno". El título con el que se conoció en el siglo XIX, Los pobres de la fuente, no se corresponde con el atuendo de las figuras, en las que la madre, con sus medias rojas y zapatos negros de hebilla de plata, así como su mantón de lana, revelan a la campesina acomodada. La joven mira con comprensión al más pequeño de los niños, que llora enrabietado, tal vez porque no le han dejado a él llevar uno de los cántaros, como lo hace con seguridad su hermano mayor.
9. Baile a orillas del Manzanares – Francisco de Goya y Lucientes
Lienzo con la representación de una escena popular de majos y majas bailando unas seguidillas, baile popular de la región de Castilla la Nueva y de Madrid, menos movido que el famoso fandango. La vista de las orillas del río Manzanares refleja con fidelidad, en el primer término, la zona del puente de los Pontones, y según Goya "a lo lejos se ve un poco de Madrid por San Francisco".
El tapiz resultante de este cartón estaba destinado a colgar en uno de los paños de los muros laterales del comedor de los príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma) en el Palacio de El Pardo en Madrid. La serie de la que forma parte se componía de diez tapices de asuntos "campestres" (todos conservados en el Museo del Prado.
10. El Manzanares (vista de Madrid) – Aureliano de Beruete
En la obra aparece el paisaje de la orilla del río Manzanares con la silueta de Madrid al fondo, donde pueden identificarse algunos de los edificios más significativos, como la cúpula de San Francisco el Grande. En primer término, la figura de un hombre con un grupo de vacas. La gama de colores pardos utilizada y el tipo de pincelada empleada revelan la influencia de su maestro Carlos de Haes y de la pintura al aire libre cultivada por los pintores franceses.
Hecho el repaso a nuestra lista, ahora es tu turno. ¿Cuál es tu favorita? ¿Qué otras pinturas “acuáticas” te gustan? Cuéntanoslo en los comentarios.
¿Conocías estas obras? Puedes disfrutar personalmente de algunas de ellas en los grandes museos de la Comunidad de Madrid. El día 18 de mayo celebramos en todo el mundo el Día de los Museos. Una fecha que además de animarnos a visitarlos, nos debe servir de recordatorio para proteger y valorar nuestro acervo cultural. Debemos afianzar la idea de su necesidad como eje cultural desde la infancia para conocer nuestra historia y tradiciones. Un ocio creativo y enriquecedor que nos ayude a despertar el sentido crítico y, de paso, aprender a tomar conciencia de la importancia del agua en nuestra vida. ¡Feliz Día Internacional de los Museos!
3 comentarios
Jose Luis Auger 21-05-2021 17:47
Soledad Canal 21-05-2021 09:13
Paz Dominguez Mas 19-05-2021 19:41
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