ASÍ ANALIZAMOS LAS MUESTRAS DE AGUA NATURAL EN CANAL DE ISABEL II

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ASÍ ANALIZAMOS LAS MUESTRAS DE AGUA NATURAL EN CANAL DE ISABEL II

Los análisis de la calidad del agua empiezan mucho antes de llegar a las estaciones de potabilización: ya en los propios embalses recogemos muestras de agua natural para luego examinarlas en los laboratorios


Los análisis permiten conocer multitud de valores que ayudan a saber si el agua es óptima

Sabemos que los madrileños son fans del agua del grifo y que valoran especialmente su calidad, sabor y color. Pero ¿cuál es el secreto? En primer lugar, contar con una geografía que ayuda. Nuestros embalses se encuentran en zonas graníticas que favorecen la baja salinidad del agua, por lo que su sabor resulta más agradable. Si a eso le añadimos un cuidado exquisito, el resultado es la combinación perfecta. No olvidemos que la vigilancia y el control de la calidad del agua son permanentes.

Los análisis de la calidad del agua empiezan mucho antes de llegar a las estaciones de potabilización. Ya en los propios embalses, nuestros profesionales  se encargan de recoger muestras del agua natural para luego examinarlas en los laboratorios. Los análisis en origen permiten decidir de qué embalses y de qué profundidad es más conveniente derivar agua en cada momento, según la calidad.

La toma de muestras se realiza en puntos concretos de cada embalse, en una zona marcada por boyas que indican que, en ese punto, el embalse alcanza su máxima profundidad. Precisamente el hecho de poder recoger muestras a cualquier profundidad (incluso 100 metros por debajo de la superficie) permite realizar perfiles de la temperatura o la transparencia del agua, por ejemplo. Igualmente, con sondas de fluorescencia se comprueba si hay algas, cuántas y de qué tipo.

Aunque in situ pueden medirse algunos parámetros, el análisis de las muestras extraídas se completa en el laboratorio, donde los analistas examinan el agua a ciegas, sin saber de dónde procede ni quién la ha obtenido. Los análisis permiten conocer multitud de valores que ayudan a saber si el agua es óptima. Entre otros, se controla el fósforo, los nutrientes, el nitrógeno, el pH o las toxinas.

Cada uno de estos parámetros se estudia por separado, de tal manera que el agua llega al laboratorio en frascos independientes, específicos para preservar el líquido y conocer con precisión cada valor. A los recipientes, de hecho, se les extrae todo el aire para que el oxígeno no altere las muestras.

En caso de detectar alguna anomalía en la observación, el equipo de analistas informa al personal de las estaciones potabilizadoras para que desde allí puedan anticiparse en la toma de decisiones. A este equipo de analistas pertenece Fernando Mazario, cuya labor diaria te invitamos a conocer en este vídeo.